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Los jóvenes estudiantes son nuestra esperanza

By Mensajero Diocesano

May 24, 2017

En México, el día del estudiante, tenemos que celebrar que el estudio dejó de ser para los jóvenes y para los padres de familia, sólo una opción, y pasó a ser una necesidad sentida por todos. Tenemos que celebrar que, sin retórica partidista de nuestro gobierno, es verdad que el progreso está en el saber y saber hacer.

Aunque la fatídica pirámide de los estudiantes, en México, siga siendo: muchos los que inician su primaria y muy pocos los que terminan su carrera, la buena noticia es que crece cada día más el número de profesionistas y la variedad de carreras, acomodadas a cada uno y a las demandas del mundo de hoy.

Pero en México, es un serio problema social y de política, que nuestra Educación Pública no tenga lugares y ofertas suficientes para todos los que le solicitan estudiar, y sólo tengan cabida los mejores. Y… ¿los demás estudiantes, que son la mayoría…? Sólo los que tienen recursos podrán ir a las universidades privadas. No hay lugar para los pobres y la inmensa medianía que sabe bien pero no tanto.

En México, es también un serio problema laboral, los que terminan de estudiar y no encuentran dónde trabajar. ¿Cómo resolver el problema de que no les dan trabajo por falta de experiencia y no tienen experiencia por falta de trabajo? Esta intrincada situación los vuelve NINIS involuntarios; a unos, les niegan estudiar y…, a los que estudian, les niegan trabajar.

Esta situación está generando el éxodo fuera del País o las opciones del mal. Es una verdadera tentación, hoy por hoy, para los jóvenes mexicanos, la carrera fácil del narcotráfico, del secuestro,  del asalto y robo. A los jóvenes les fascina ser millonarios “exprés”, sin ninguna gota de sudor de su frente, aunque con muchas lágrimas y sangre de los otros. Esta opción del mal, se da en México, porque es un país donde la corrupción “somos todos” y la impunidad parece no poder con la delincuencia: ni atraparlos, ni castigarlos.

Sin embargo, pese a esta cultura de muerte, definitivamente, los jóvenes que estudian son nuestra esperanza. Por eso debemos de invertir más y más recursos para que nuestros jóvenes estudien y se capaciten. Tienen derecho a la esperanza. Hemos de revertir esta incultura perversa ofreciendo valores en la familia. Y un gran valor es que los jóvenes estudien.