La Paz de Cristo permanezca con Ustedes.

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Hermanos litúrgicamente hemos iniciado el llamado Tiempo Ordinario. Después de haber celebrado de manera especial la solemnidad de la Pascua, comenzamos este tiempo litúrgico que nos hace adentrarnos más en el misterio feliz de nuestra salvación. Saber que Jesucristo es El Señor al vencer el mal que por nosotros mismos nunca podremos: la muerte; es tiempo de tener la seguridad de que las Palabras y hechos de Jesús tienen verdadera relevancia en nuestra vida; y así lo seguimos. Cómo no querer saber más sobre quien mirando nuestro pleno bien, hace todo. Él tiene autoridad moral y obviamente espiritual en nosotros que requerimos La Guía y La Luz para tantas  situaciones de la vida, y es importante para la armonía que es fuente de felicidad.

Al iniciar este tiempo litúrgico será muy bueno atender la Palabra de Dios en la santa Misa y en otros momentos grupales o personales, encontrar a Jesús en la Palabra pero buscando conocer su Sagrado Corazón es sana meditación para comprender lo que de forma especial la vida de todo ser humano necesita y además ver ahí la armonía que generan sus palabras y obras en todos.

En estos días tenemos como ayuda y muestra de Poder y Amor de Dios las celebraciones de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, La Santísima Trinidad (pues ya celebramos el envío de La Tercera persona en Dios), Corpus Christi (El Cuerpo y La Sangre de nuestro Señor Jesucristo), y El Sagrado Corazón (conocer los sentimientos misericordiosos y salvíficos de nuestro Maestro para actuar según esos valores). El Espíritu Santo ha inspirado estas celebraciones como Iglesia para nuestro verdadero provecho y seguir fortaleciendo nuestra vida en la alegría de estos misterios.

Estimados hermanos, sigamos conociendo a Cristo y veamos los porqué de Su Inmenso Amor aliviando nuestro espíritu y expresando a quien más necesita los tesoros del Amor de Jesucristo.