El día 11 de junio celebramos en el Seminario Mayor los 35 años de la Revista Fragua. Este organismo de formación e información, ha estado presente en muchas partes de nuestra Diócesis, e incluso fuera de ella, como una ventana del seminario. Cabe señalar que Fragua es el más antiguo medio de comunicación, aún vigente, en la diócesis.

En la celebración participamos los Seminaristas responsables del equipo, los asesores, los Padres encargados de esta comisión en el Seminario, las promotoras y bienhechoras de la revista y el equipo completo que pertenece a la revista.

Parece que hacer una revista es fácil, pero su realización implica más de un mes de trabajo, momentos de reflexión y debate, esfuerzos extras por realizarla e incluso largas noches de edición e imprenta.

Fragua, ha sido desde sus comienzos una manera de expresar la libertad del Espíritu en las letras. Un organismo de comunicación, de experiencia, de cercanía. Lo que algún día comenzó como un pequeño proyecto en media carta, hoy es una revista a todo color, rica en contenido y que llega a más de 12,000 personas. Incluso en Estados Unidos.

El domingo que nos reunimos comenzamos con un momento de ambientación dirigido por los seminaristas. Un pequeño festival y un tema sobre la importancia del proceso de Fragua. Nuestros invitados especiales, los promotores y promotoras, pudieron escuchar el mensaje que el P. Juan Manuel González, asesor general de la revista, tenía preparado.

Después del tema y de escuchar la gran aportación de la experiencia de cada uno de los promotores de la revista, pudimos tener un momento de agradecimiento a todos los que colaboran en la revista.

Asimismo, despedimos con mucha gratitud a nuestro coordinador,  el seminarista Luis Fabián Coss y León, quien fuera encargado de la revista por 2 años, y dimos la bienvenida al seminarista Juan Medrano, quien acompañará el proceso durante este nuevo año.

Antes de terminar nuestra fiesta compartimos juntos la Eucaristía, presidida por el Sr. Cura Miguel Domínguez García, fundador de la revista. En la homilía nos recordaba la importancia de seguirse gastando por la revista, no de una manera egoísta o presuntuosa, sino con el ánimo firme de que nuestro esfuerzo sirve para llevar a Cristo a los demás.

Terminada la Eucaristía nos reunimos en la comida, como un signo de convivencia y agradecimiento a los promotores y bienhechores que nos visitaron.

“Que Fragua siga siendo el papel en blanco que inspire a todos para llenarlo con las palabras de Cristo”.

¡Gracias!