Con olor a Cristo.

0
2004

Con olor a Cristo, es como se ha perfumado al nuevo elegido para servir al pueblo de Dios, pero en un lugar que necesita mucho de su presencia, un lugar que requiere de la misión diaria y que nuestra querida Diócesis de San Juan de los Lagos ha abierto las puertas desde hace años para servir a aquellos que tienen más necesidad de ser evangelizados.

En esta ocasión, Carlos Alberto Gutiérrez Gutiérrez dio un sí firme al llamado que el eterno padre le ha hecho a través de su vocación. Este elegido, originario de Jalostotitlán, ha llevado su ministerio hasta la Diócesis de la Tarahumara, pero a partir del 5 de diciembre del 2017, ha ingresado al orden del presbiterado, por la acción del Espíritu Santo, mediante la imposición de manos del pastor de esta diócesis, monseñor Juan Manuel González Sandoval. Quien junto con sacerdotes, religiosas, seminaristas y feligreses de esta diócesis hermana; viajaron al corazón de los Altos de Jalisco, para ver consagrar el llamado de un joven que se entrega a su vocación y a quienes más lo necesita, dejando entre ellos el olor a Cristo.

De este acontecimiento solemne, también fueron testigos hermanos sacerdotes de esta Diócesis de San Juan de los Lagos, que algunos de ellos, han acompañado al neosacerdote Carlos en su camino vocacional y han sido partícipes del celo que este resguarda al llamado de Dios.

Con la bendición de sus padres, doña María de Jesús Gutiérrez Orozco y don Juan Gutiérrez Gutiérrez, el padre Carlos emprende un camino largo, en el cuál disfrutará de grandes momentos de su ministerio, pero también experimentará el sufrimiento por no estar con quienes él más quiere, su familia y su tierra, tal y como lo mencionó monseñor González en su homilía:

“Cristo, en quien preside la dignidad del sacerdocio, permite a todos sus elegidos grandes momentos, grandes pruebas… los sacerdotes no son súper héroes, son personas con debilidades; son hombres sujetos a otros hombres a quienes los cristianos miren como ministros de Cristo, que llevan su ministerio, mismo, que él ha querido que perdure en el tiempo, en el espacio”.

De igual manera destacó: “… las personas siempre quieren la alegría de un sacerdote al cien por ciento, la disponibilidad en un noventa por ciento; pero los sacerdotes no son ángeles, no son Santos, pues tiene imperfecciones como cualquiera de nosotros, trabaja día con día para mejorar en su persona, en sus debilidades, en su espiritualidad… recordemos que hay sacerdotes que experimentan el frío, el hambre, cadencias y condiciones de higiene pocas agradables por dar la vida por el Evangelio y que desafortunadamente pocas personas lo valoran”, esto invita a reflexionar el agradecimiento que debemos tener por todos aquellos que han entregado su vida al servicio de la comunidad cristiana y que tienen como fin dar a conocer y compartir la palabra que alimenta el alma y el pan que da vida eterna.

Luego de pedir la intercesión de todos los Santos para que guíen firmemente e intercedan por este elegido, el templo de santo Toribio Romo rompió el silencio con los aplausos, al ver revestido de Cristo sacerdote a Carlos Alberto, luego de que su padrino, el canónigo Lupe, fiel servidor del altar, entregara las vestiduras de fiesta, compartiendo así la experiencia y juventud del amor a Cristo.

Acabados los ritos de ordenación, el padre Carlos se incorporó al altar para presentar los dones y agradecer el amor que Dios ha tenido a su persona, para llevar a buen término esto que en él ha comenzado, siendo un sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.

¡Felicidades Diócesis de la Tarahumara!

¡Felicidades sacerdote con olor a Cristo!

¡Felicidades padre Carlos Alberto!

Por: Héctor Javier Álvarez Romero, corresponsal.