¿La ley de seguridad interior es imperiosa necesidad o imperiosa necedad?

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Sobre la Ley de Seguridad Interior dijo el señor presidente Peña Nieto: “Dejó de ser una valiosa propuesta para convertirse en una imperiosa necesidad”. Y al dar su opinión sobre de esta ley, el cardenal José Francisco Robles, comentó: “La sociedad debe estar muy atenta a la aplicación de la Ley de Seguridad Interior, y de ser necesario, se debe hasta echar para atrás.” Y terminó calificándola de “riesgosa.” Por su parte, los críticos de la política mexicana, voces muy autorizadas, opinaron que “se estaba matando a la democracia mexicana;” que se estaba pretendiendo veladamente, no una coordinación con la milicia mexicana, sino una latente “subordinación” sin mediación alguna de las cámaras de gobierno, más que la ejecutiva del Presidente.

Nosotros pensamos que es altamente riesgosa porque fácilmente puede llevar a una militarización del país. Además, creemos que, al darle al Presidente de la República un poder desmedido, hecho a la medida de su voluntad y de su criterio personal, puede llevar a una dictadura, más o menos como la que está ejerciendo en Venezuela el presidente Maduro.

A esto debemos de añadir si fue bueno discutirla en tiempo de elecciones y a puertas de la Navidad. Pero, sobre todo, si fue bueno hacerlo, ahora, en un México que no acaba de descubrir la corrupción de sus gobernantes, incluso militares. Si su moralidad es garantía de una recta conciencia al decidir. Si fue bueno hacerlo, ahora, donde por todas partes brota la impunidad. Hoy, que no hay ley que se respete y no se tuerza por dinero, a favor de quienes dictan las mismas leyes. La votación y a probación, “en caliente,” manifiesta muchas dudas de los partidos de oposición y rechazo, y del partido en el poder, un malogrado triunfo “montonero” para afianzarse en el poder para otros seis años.

Por eso me pregunto y les pregunto: ¿La Ley de Seguridad Interior es imperiosa necesidad o imperiosa necedad?