Impulsos de un joven seminarista

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Seminario Menor de Atotonilco el Alto

Sem. Luis Ángel Casillas

Cuando Dios me llamó para ser un buen seminarista.

Todo empezó cuando estaba en quinto año de primaria, yo escuché su voz solo por una plática que había dicho mi mamá, desde ahí fue cuando me entró la inquietud de ir al Seminario y le decía a mi madre que me quería ir a estudiar para sacerdote.

Estuve dos años insistiéndole a mis papás que me quería ir al Seminario y les dije a mis compañeros que quería estudiar para ser un gran sacerdote, pero ellos se sorprendieron porque yo en esos tiempos era muy desastroso y no me portaba muy bien que digamos; no paraba de hacer travesuras en todo el día, pero yo era uno de esos niños que le gustaba mucho jugar con mis compañeros y amigos, pero ellos no me la creían, todos se quedaban con cara de sorprendidos y, pues yo tampoco no me la creía que me iba a ir al Seminario, aunque a veces me preguntaba cómo sería en ese lugar.

Gracias a Dios estoy estudiado ya el primer año de preparatoria en Atotonilco el Alto, sé que cuento con tu oración amigo lector, gracias por seguir semana a semana este periódico diocesano. Que la virgen de San Juan los proteja y acompañe en su camino.