“Buscando huellas, siguiendo huellas, dejando huellas”: Acción de gracias por 100 años de vida del Canónigo, José Mejía Sosa

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Con alegría y gozo amigos y familiares del canónigo José Mejía Sosa participaron de la acción de gracias que se realizó en la Catedral Basílica de San Juan de los Lagos, donde se agradeció por el regalo de cien años de vida del canónigo, quien  bajo la mirada amorosa de nuestra Señora de San Juan celebró la vida.

La celebración eucarística fue presidida en un principio por el obispo emérito Felipe Salazar Villagrana, concelebrando monseñor José María de la Torre, obispo de la diócesis de Aguascalientes junto con algunos canónigos de catedral y parte del presbiterio diocesano;  a partir del momento del ofertorio continuó presidiendo don José Mejía.

Al inicio de la Eucaristía el padre Jaime Enrique Gutiérrez, predicador de catedral, dirigió un saludo al padre Mejía con las palabras del salmo 92 “En la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso” así el padre Mejía, en la vejez sigue dando fruto y está lozano, gracias al amor misericordioso del Padre.

Durante la homilía, el señor cura Francisco Escobar Mireles partió de una idea para reflexionar en el seguimiento de Cristo y sus frutos. “Buscar huellas, seguir huellas, dejar huella”.

“Buscando huellas”. Así ha sido la vida del padre Mejía, se ha esforzado por buscar las huellas de Cristo, aun en los momentos difíciles de su niñez, como la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera, o el accidente que le limitaría su movilidad.

“Siguiendo huellas”. El seguimiento de Cristo lo ha llevado por distintos lugares, la Arquidiócesis de Guadalajara, la naciente Diócesis de San Juan de los Lagos y la diócesis de Tuxtla Gutiérrez.

“Dejando huellas”. Entusiasta en animar la formación de los agentes laicos, en la participación en las reuniones para preparar la homilía, las sesiones de estudio o las convivencias espontáneas, apoyando Cáritas Interparroquial, en la animación misionera… pero sobre todo,  con su amistad abierta a todos, siempre con iniciativa y dispuesto a cooperar.

El padre Escobar Mireles agradeció al canónigo José Mejía por haber sido un pilar en la formación de sacerdotes, en aquel entonces seminaristas, en los que gracias a su ejemplo de servicio y entrega fue creciendo la semilla de la vocación. “Gracias por su alegría y entusiasmo, por seguir al Señor y dejar su huella en tantas personas, por no dudar ante el proyecto que el Señor quiso fraguar y sigue fraguando en usted”.

Al terminar la celebración, el Vicario General, padre Ramón Orozco dirigió unas palabras de gratitud al padre Mejía “ya tiene la décima parte de un día en la presencia de Dios, ya que para Dios 1000 años son como un día –bromeó-.”

Finalmente Don José Mejía Sosa, agradeció a todos los presentes sus gestos de amistad y compartió su secreto: “Ser devotos de San José y de la Santísima Virgen María, porque ellos nos llevan a Jesús”.

¡Felicidades Don José Mejía Sosa! ¡Dios siga bendiciéndolo con abundancia!