Fiesta de la Etapa Configurado en honor a San Pablo: “El que se gloría, que se gloríe en el Señor” 2 Co 10,17

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Por: Seminario Mayor Diocesano

Esta es la consigna de san Pablo que nos impulsa a seguir el camino de la formación hacia el sacerdocio ministerial. Es precisamente el apóstol de los gentiles el que es patrono de la Etapa Configuradora.

En su honor hemos vivido la fiesta de su conversión, que la Iglesia celebra el 25 de enero. Para tal motivo, los cuatro grupos que conforman la etapa se han dispuesto a celebrar un triduo. Primero, el día 23, de manera grupal con la celebración de la Eucaristía. Luego, el día 24 como etapa, también con la Eucaristía Solemne. En dicha celebración, como es costumbre en la fiesta de san Pablo, y en el contexto de la celebración por etapa, se reconoce a un sacerdote que sea inspiración y ejemplo, por su constancia y dedicación, para los seminaristas en una dimensión determinada de la formación. En esta ocasión se ha querido reconocer al sacerdote que se preocupara por su formación intelectual, gracias al voto de cada miembro de la etapa, resultando acreedor a dicho reconocimiento el presbítero Jesús Ma. Aguiñaga Fernández, quien, además, presidió esta Eucaristía. Del mismo modo que se reconoce a un sacerdote, así también se reconoce a un miembro de cada grupo que también destaque en el mismo ámbito con el voto de los propios compañeros. Ellos fueron reconocidos dentro del marco del evento “Reconocimiento San Pablo”, realizado en el Centro Cultural Anacleto González Flores.

Luego de haber celebrado como etapa, también se dispuso la celebración con los compañeros seminaristas miembros de la Etapa Discipular, primero, el día 24 con un torneo deportivo inter-etapas. Así mismo con la celebración de las Laudes solemnes del día 25, fiesta propia de la Conversión de san Pablo, y con una predicación del presbítero Jaisiel Gregorio Ruiz. También se tuvo el rezo del Santo Rosario, acompañados por la imagen de san Pablo, en una procesión al interior de las instalaciones del Seminario Mayor. En el culmen del festejo, celebramos la Eucaristía, por la tarde, presidida por el presbítero Andrés Gómez Guerrero, quien nos invitó a seguir el ejemplo de Pablo en sus distintos aspectos.

Finalmente, con la cena, amenizada por la música, concluimos alegres por celebrar a este gran santo que impulsa a todo cristiano a la entrega generosa y apasionada por la causa de Cristo. San Pablo en estos tiempos, no muy distintos a los que rodearon su conversión, nos sigue impulsando a comenzar el propio camino de conversión, a profundizar en el gran misterio de Jesús, y a proclamar a tiempo y destiempo la Buena Nueva.

Como Familia Seminario nos seguiremos alegrando de la  vida de los santos que inspiran a todo hombre y mujer. Encomendémonos a ellos para que intercedan ante el Padre y haga de nuestro Seminario Diocesano una fuente de santos propagadores en medio del mundo actual

San Pablo, Apóstol de los gentiles, ruega por nosotros.