Opinión

¿Mentir es parte de nuestra cultura mexicana?

By Mensajero Diocesano

July 20, 2018

No mentirás, dice la Ley Divina, desde los muy antiguos tiempos de Moisés. Y Jesús lo reafirma cuando invita a decir sí, cuando es sí, y no, cuando es no.

Ahora, pasadas las campañas para elegir a nuestros gobernantes, al escuchar las primeras declaraciones sobre cómo nos gobernará el nuevo jefe de la Nación, no admirados, concluimos que nuestra cultura política mexicana está sólidamente fundamentada en la mentira. Y a nadie nos importa porque la adivinábamos, pero queríamos soñar con algo nuevo y mejor.

Pareciera que se trató de mentir para ganar y de mentir para gobernar. ¿Qué valor vamos a darle a las palabras de nuestros gobernantes, cuando de candidatos nos prometieron el cielo, y ahora ya empiezan a decirnos que nuestro infierno tan temido seguirá igual?, ¿será un cambio sin cambio?

¿Acaso, cambiar de opinión, antes de empezar, no es mentir?, ¿qué garantía tenemos que los nuevos gobernantes no mentirán como todos los demás? No nos quedará, pues, otra opción que seguir leyendo entre líneas; hacerle a lo que digan nuestros gobernantes un generoso descuento, porque “una cosa es lo que digamos y otra la que hagamos.”

En México no se castiga la mentira. No recibe sanción el mentiroso. La moral mexicana reconoce como eficaz estrategia el mentir. Tácitamente apoya el derecho a mentir. Y cataloga como “buenas” las mentiras piadosas, las mentiritas, tan ligeritas como inofensivas porque evitan el llanto y la decepción.

Pero… la verdad, es que las mentiras son mentiras. Y lamentablemente no son cosa de mujeres buenas sino lo son más de malos hombres.

Un grande valor, siempre será la verdad. Y cómo exigir que los demás no mientan cuando nosotros mentimos. Nadie podremos arrojar la primera piedra a los mentirosos porque nadie está libre de este pecadito que por ser pecadito se vuelve un “pecadote”.