Familia Seminario

El laico y su misión en la evangelización

By Mensajero Diocesano

December 17, 2018

«Cristo […] realiza su función profética no sólo a través de la jerarquía […] sino también por medio de los laicos. Él los hace sus testigos y les da el sentido de la fe y la gracia de la palabra» (Lumen Gentium 35).

Los sacramentos que la Iglesia nos ofrece siguen siendo medios eficaces que Jesús instituyó para la santificación de las almas, otorgando su gracia y fidelidad a los discípulos que, dispuestos, le siguen y ayudan en la instauración de su proyecto redentor.

En el cumplimiento de su promesa, Cristo, ha enviado al Espíritu Santo para constituir a los bautizados, como verdaderos sacerdotes, profetas y reyes, puesto que además de los dones y carismas que brinda a los que le buscan con un corazón fiel y confiado en su palabra, da lo necesario, que cada uno de nosotros necesita, para llegar al cumplimiento de nuestra misión, en este caso específico, como profetas.

El apostolado del laico dentro de la misión profética de Cristo, adquiere un papel sumamente importante cuando se reconoce que el mandato del Maestro a predicar su Palabra, que es luz y vida, es un mandato universal y que como miembros de un solo cuerpo que es la Iglesia, tenemos obligación de orientar y ser luz para los que aún por las diversas contrariedades que vivimos en nuestro entorno, no han llegado a encontrar el Camino, la Verdad y la Vida que dé el sentido a su existencia.

La verdadera misión del profeta es anunciar y denunciar. Anunciar no solo a los que comparten su fe y creencias religiosas, sino también, y con más esmero a los que alejados, no aceptan tan fácilmente la fe, hablar con elocuencia y certeza el mensaje salvador que Dios quiere que sea conocido y acogido con amor y fidelidad en el corazón de los oyentes, pero también testimoniarlo aun con más seguridad y fuerza.

Por esto, sigamos pidiendo la sabiduría y diligencia al Espíritu Santo que ora en nosotros, para que orientados con su inspiración y gracia, podamos ser instrumentos de su obra en la construcción e instauración del proyecto redentor de Jesucristo, conservando y siendo conscientes del llamado particular que nos hace para armarnos de valor testificando y dando ejemplo congruente de nuestras palabras, de nuestra vivencia de fe. Es necesario, por lo tanto, hablar y proclamar en todo momento lo que Dios sigue haciendo en nuestras vidas, pero también la manifestación en el proceso y caminar como Iglesia particular o diocesana.