Diócesis

«A mí aquí me dejaron y aquí espero, a ver qué dispone Dios, ¡Viva Cristo Rey!»

By Mensajero Diocesano

April 13, 2021

Hoy 13 de abril se cumplen 94 años del martirio de Santo Sabás Reyes, mártir de la fe. “Dios sabe que nada debo”.

Un 13 de abril de 1927, Miércoles Santo por la noche, fue conducido el padre Sabás al cementerio y contra el muro fue acribillado a balazos. En el reloj del juzgado sonaron las nueve de la noche, poco después se oyeron las descargas. Un soldado comentó: “Me pesa mucho haber matado a ese padre: murió injustamente. Le habíamos dado ya tres o cuatro balazos y todavía se levantó y gritó: ¡Viva Cristo Rey!”

Datos Bibliográficos:

Santo Sabás Reyes nació en Cocula, Jal., el 5 de diciembre de 1883, hijo del señor Norberto Reyes López y de la señora Francisca Salazar Castillo. Fue bautizado en el templo parroquial del lugar el 8 de diciembre del mismo año. Recibió el Sacramento de la Confirmación el 26 de noviembre de 1884, por ministerio del Exmo. Señor Francisco Ramón Moreno Castañeda OCD.

Su familia era muy pobre. Estudió las primeras letras en Guadalajara y terminada su instrucción primaria ingresó al Seminario de Guadalajara, ayudado especialmente por el entonces rector, el ilustrísimo obispo Dn. Miguel M. De la Mora.

Durante su estadía en el Seminario pasó a la Diócesis de Tamaulipas donde concluyó sus estudios y recibió las Órdenes Sagradas, incluyendo el 24 de diciembre de 1911 el presbiterado. Canto su primera Misa en enero de 1912, en el templo de Belén, en Guadalajara.

Por algún tiempo desempeñó su ministerio sacerdotal en la Diócesis de Tamaulipas, en Tantoyuca. Debido a la revolución tuvo que regresar a Guadalajara donde ejerció su ministerio en diversas parroquias. Buena parte de su trabajo lo dedicaba a formar catequistas. Al iniciarse la persecución, el padre Sabás continuó trabajando en Tototlán. El 11 de abril de 1927 regresaba de celebrar un Bautismo cuando llegaron las tropas federales a atacar la población buscando al Sr. Cura Francisco Vizcarra y a sus ministros.

Sólo encontraron al padre Reyes y en él concentraron todo su odio. Lo tomaron preso, lo ataron fuertemente a una columna del templo parroquial, lo torturaron tres días por medio del hambre y la sed y con sadismo incalificable, tirado en el suelo prendieron dos fogatas una junto a sus pies y otra frente a la cara, también le quemaron las manos porque estaban consagradas.

El 13 de abril de 1927, Miércoles Santo, fue conducido al cementerio. Lo remataron a balazos, pero antes de morir, más con el alma que con la voz, pudo gritar el sacerdote mártir: «¡Viva Cristo Rey!».

Fue beatificado el 22 de noviembre de 1992 por el Papa San Juan Pablo II y él mismo lo canonizó el 21 de mayo de 2000, junto a otros mártires mexicanos. Actualmente sus restos se encuentran en el templo parroquial de Tototlán.

Fuente: Libro “Héroes de la fe, defensores de la libertad religiosa”.