Sueño de una noche de verano de William Shakespeare

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Fotografía: Ramona Enríquez

A lo largo de la vida del Seminario Diocesano han surgido muchas iniciativas que ayudan en la formación de los futuros presbíteros. Una de las actividades que ha prevalecido, y que goza de la estima de sacerdotes, seminaristas y de la comunidad del Pueblo de Dios es el teatro.

Esta iniciativa surgió con el objetivo de agradecer a los bienhechores y promotores que colaboran en el sostenimiento de las casas de formación. Ha ido evolucionando y ahora se abre, desde hace ya muchos años, a la comunidad en general.

Este es un verdadero espacio de formación integral: ayuda a potenciar el amor al arte, la capacidad de dominio de escenarios, el trabajo en equipo, la disciplina, la constancia, las habilidades artísticas, la creatividad, etcétera, además de generar un espacio grato para el esparcimiento sano, un fermento cultural y un sentido profundo de servicio por el Pueblo de Dios.

Este esfuerzo, año con año, se realiza con los trabajos de los propios seminaristas. De manos propias surgen los vestuarios, escenografía, musicalización, iluminación, dirección, siempre con la colaboración de expertos en cada materia, y la colaboración valiosa de mujeres actrices. Para cada obra se requieren meses de ensayo y logística, cosa que siempre se realiza con alegría.

Este año, la Etapa Configuradora, ha presentado “Sueño de una noche de verano” de William Shakespeare. Con once presentaciones, en las instalaciones del teatro del Seminario Mayor, en San Juan de los Lagos, se vio el flujo de cientos de personas de todos los puntos de la diócesis, e incluso de otras diócesis. Este arduo trabajo sin duda ha dejado una sonrisa en muchos. Esta comedia hace brotar en todo un nuevo aliento.

Nuestro Seminario Diocesano, en especial la Etapa Configuradora, agradece a todos los que han hecho posible que esta puesta es escena haya sido un éxito. A las personas que están detrás de cada presentación: seminaristas, actrices, maquillistas, bienhechores económicos y materiales, músicos, equipos de tramoya, de publicidad, de vestuario, escenografía, recuerdos, tienda, limpieza, iluminación, entre otros.  A todos y cada uno debemos un gesto de gratitud.

Sigamos orando por nuestros hermanos. Que se sigan formando según el corazón de Cristo, Buen Pastor, y que se sigan potenciando las artes, generando espacio de convivencia familiar y crecimiento cultural.