Síndrome de Down: dignidad, valía, contribuciones y el derecho a la vida

0
1264

El Día Mundial del Síndrome de Down sigue siendo un recordatorio de dignidad y vida para la población mundial que ve a personas con esta discapacidad como desechos humanos.

Fue en diciembre de 2011, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 21 de marzo como Día Mundial del Síndrome de Down, fecha que es observada a partir del 2012 y que invita a desarrollar la conciencia pública sobre el tema, además de recordar a la población que las personas con discapacidad intelectual tienen derecho a la dignidad inherente, contribuciones, la valía humana, el derecho a la libertad y la vida, incluso dentro del vientre materno.

El síndrome de Down es una combinación cromosómica natural, y la fecha del 21 hace referencia justamente al cromosoma 21, pues este trastorno genético es causado por la presencia de una copia extra del Cromosoma 21 o una parte del mismo (Trisomía del par 21); forma parte de la condición humana y sus efectos suelen variar en los estilos de aprendizaje, en las características físicas del niño o su salud.

De acuerdo a información estadística del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) sobre discapacidad en México (2014), en Jalisco, 74 personas, de cada mil habitantes, tienen una discapacidad; de ese porcentaje son las mujeres las que predominan con el

54.9 %, uno de cada 650 a 700 recién nacidos en el país mexicano, tiene síndrome de Down; y aunque no existe una cifra oficial, se  cree que en México la población de personas con síndrome de Down es de 250 mil.

Durante el 2017, y después de ratificar el dato de que en Islandia o Dinamarca, el 100% de las personas a las que se les detecta síndrome de Down en su desarrollo intrauterino se les impide nacer mediante aborto, el escritor estadounidense Frank Stephens, desde el Congreso de los Estados Unidos, captó la atención mundial sobre la dignidad de la vida de las personas con síndrome de Down, al afirmar que la idea de abortar a los hijos al detectarse el síndrome de Down está “profundamente influida por un prejuicio desfasado”.

“Solo por si hay alguna confusión, permítanme decir que no soy un científico investigador. Sin embargo, nadie sabe más de la vida con síndrome de Down que yo. Sea lo que sea lo que aprendan hoy, recuerden esto: soy un hombre con síndrome de Down y mi vida merece la pena”, enfatizó el escritor.

El acceso adecuado a la atención de la salud, a los programas de intervención temprana y a la enseñanza inclusiva, así como la investigación adecuada, son derechos vitales para el crecimiento y el desarrollo de la persona con síndrome de Down.