Cuatro pistas de un buen cristiano

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Jerusalén paradigma de toda comunidad cristiana

 

El Papa Francisco inició su catequesis hablando del fruto de Pentecostés, de aquella poderosa efusión del Espíritu de Dios sobre la primera comunidad cristiana, que hizo que muchas personas sintieran sus corazones traspasados por el feliz anuncio de la salvación en Cristo. Ese calor de la fe de estos hermanos y hermanas en Cristo, hizo de sus vidas el escenario de la obra de Dios que se manifiesta en maravillas y señales a través de los Apóstoles.

 

En los Hechos de los Apóstoles, San Lucas nos muestra a la Iglesia de Jerusalén como el paradigma de toda comunidad cristiana. Los cristianos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, hacían memoria del Señor a través de la fracción del pan, es decir, de la Eucaristía, y dialogaban con Dios en la oración.

 

Cuatro pistas del buen cristiano

 

Precisamente las apenas nombradas, son las actitudes del cristiano. Los cristianos “escuchan asiduamente la enseñanza apostólica”, “practican un alto nivel de relaciones interpersonales también a través de la comunión de bienes espirituales y materiales”, “hacen memoria del Señor a través de la Eucaristía” y “dialogan con Dios en la oración”.

 

Si tu corazón es egoísta no eres cristiano

 

El Papa señaló la diferencia entre comunidad de creyentes y la sociedad humana. En esta última se tiende a mirar solo los propios intereses sin tener en cuenta o incluso en detrimento de los demás, en cambio, la comunidad de creyentes  rechaza el individualismo para favorecer el compartir y la solidaridad, ya que, no hay lugar para el egoísmo en el alma de un cristiano. Si tu corazón es egoísta no eres cristiano: eres una persona mundana, que sólo buscas tu favor, tu beneficio.

 

 

 

Llamados a compartir los bienes espirituales y materiales

 

En la vida de la comunidad primitiva, los creyentes vivían todos unidos, conscientes del vínculo que los une entre sí como hermanos en Cristo, sintiéndose especialmente llamados a compartir con todos los bienes espirituales y materiales, según la necesidad de cada uno. Así, compartiendo la Palabra de Dios y también el pan, la Iglesia se convierte en fermento de un mundo nuevo, en el que florece la justicia, la solidaridad y la compasión.

 

El bautismo revela el íntimo vínculo entre hermanos en Cristo

 

La gracia del bautismo revela, el íntimo vínculo entre los hermanos en Cristo llamados a compartir, a identificarse con los demás y a dar según las necesidades de cada uno. Y esta fraternidad, que es la Iglesia, puede vivir una vida litúrgica verdadera y auténtica: En efecto, la liturgia no es un aspecto más de la Iglesia, sino la expresión de su esencia, el lugar donde nos encontramos con el Resucitado y experimentamos su amor.

 

Un principio gracias al cual vive la comunidad creyente de cada época

 

La perseverancia de los creyentes en la alianza con Dios y con los hermanos se convierte en una fuente de atracción que fascina y conquista a los demás.

 

El Papa exhortó a pedir al Espíritu Santo  para que haga de nuestras comunidades lugares donde recibir y practicar la nueva vida, las obras de solidaridad y de comunión, lugares donde las liturgias sean un encuentro con Dios, que se convierte en comunión con los hermanos, lugares que sean puertas abiertas a la Jerusalén celestial.