“El peligro del sumo poder en México”

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Aunque ganó AMLO con una modesta mayoría la Presidencia de la República, su partido MORENA ganó con una mayoría decisiva las dos cámaras de senadores y de diputados. Esto puede ser peligroso para nuestra débil democracia.

Esta posición geopolítica matemáticamente dará sumo poder a AMLO, a menos que cumpla con su promesa de cambio y emprenda la mencionada “cuarta revolución mexicana”.

Digo esto, porque aunque las dos cámaras nacieron para representar los intereses y derechos del pueblo mexicano, la verdad es que nunca lo han representado en primer lugar, sino siempre han antepuesto primero los intereses del partido y también del presidente, cuando es el de su partido.

Todos sabemos que los candidatos a senadores y diputados, en definitiva, son promovidos para el cargo por los poderosos de su partido. Los puestos son concesionados como un favor otorgado que pide a cambio una obediencia ciega. A la hora de votar, votan por lo que diga su partido o por lo que diga el presidente, si es el de su partido. Harán, pues, las dos cámaras lo que el Presidente de la República, AMLO, ordene para el pueblo, ahora que tiene la mayoría decisiva.

Como esto es verdad, no serán, en la práctica, los senadores y diputados los verdaderos representantes del pueblo mexicano, serán los lacayos del presidente, y más ahora que tendrá el sumo poder AMLO, para bien o para mal.

La gran pregunta es, ¿renunciará AMLO a la dulce tentación de un poder absoluto?, ¿sabrá escuchar al pueblo mexicano y escuchará a las minorías de las cámaras?

Cuando estuvo el PRI, con un poder semejante, ganó la incipiente democracia y no caímos más que en una suave y sutil dictadura. Pero, ¿podrá ahora la democracia mexicana ser tan fuerte para que, a como dé lugar, pueda combatir toda imposición arbitraria? Para que esto pase, primero urge que, en México, sean fuertes las instituciones que no deben depender del presidente, sino del pueblo mexicano, tal y como debe ser el INE, la Suprema Corte de Justicia y la institución que combatirá la corrupción.

Esperamos que la “cuarta revolución”, la de AMLO, sea una revolución democrática y pacífica; que le devuelva el poder al pueblo mexicano; que sea una revolución que erradique la pobreza mediante el trabajo digno y sustentable. Ahora… ¿A quién obedecerán los senadores y diputados mexicanos, a sus partidos, o al pueblo mexicano?