Misa Crismal 2024: “Cantad a Dios con maestría y con júbilo” (De los comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos. Salmo 32)

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Redacción y fotografía: Giancarlo Valdivia

En el contexto de los cien años de la ordenación sacerdotal de San Tranquilino Ubiarco, su nuevo Santuario en Tepatitlán de Morelos, fue la sede la Misa Crismal 2024 de la Diócesis de San Juan de los Lagos. Esta celebración es un momento de gracia muy particular, en el cual, el obispo (en nuestro caso, el Sr. Arzobispo Jorge Alberto, Administrador Apostólico) bendijo los Santos Óleos y consagró el Santo Crisma para la administración de los sacramentos en las parroquias y comunidades y, además, los presbíteros renovaron las promesas hechas en su ordenación.
Esta celebración tiene lugar ordinariamente cada Jueves Santo por la mañana, al ser el día sacerdotal por excelencia. No obstante, en nuestra Diócesis por motivos pastorales se realiza el Martes Santo. Participan en esta solemne eucaristía, de ser posible, todos los sacerdotes diocesanos, dos laicos delegados por cada parroquia para recibir los santos óleos, y algunas otras personas al servicio de la celebración, de entre las cuales, quisiera destacar en esta ocasión a los ministros del canto y de la música litúrgica.
Tal como dice el salmo: “Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas; cantadle un cántico nuevo…” (Salmo 32), para la Misa Crismal de este año 2024 se convocó un coro monumental de más de 60 integrantes provenientes de diversos lugares de la Diócesis: Pegueros, San Julián, Capilla de Guadalupe, San Ignacio Cerro Gordo, Los Dolores, Acatic, Arandas, Valle de Guadalupe, entre otros.
El Concilio Vaticano II nos enseña que la liturgia es manantial y cumbre de la vida cristiana. Y esto fue claramente palpable con la aportación de este hermoso coro que estuvo fomentando la participación plena, consciente y activa de todos los fieles de esta especial asamblea litúrgica. Hago esta afirmación porque este coro fue nutrido por el esfuerzo y dedicación los alumnos y docentes de los CFDM (Centros Diocesanos de Formación Musical) y algunas otras escuelas parroquiales de música que desde varios meses atrás estuvieron preparando con esmero los cantos. Y también porque año con año los que han tomado parte en este tipo de celebraciones logran encontrar mayor sentido a su labor ministerial, los cuales, en sus propias palabras han expresado: “para esto estoy estudiando”.
En esta ocasión estuvieron 45 miembros seleccionados del CDFM de San Julián, que es el que lleva más de diez años siendo semillero de personas dedicadas al estudio y preparación del canto litúrgico. También participó el equipo de maestros del naciente CDFM de la Parroquia Reina y Madre de los campesinos en Tepatitlán de Morelos que está a punto de iniciar actividades. Cabe mencionar que estos centros cuentan con un sistema de formación en el que desde niños se les va introduciendo en el estudio de la música y la liturgia. Después de meses de preparación, se invita a los que tienen mayor formación técnica a unirse a las celebraciones diocesanas más solemnes. Quisiera hacer hincapié en que los que ahora están al frente de la promoción de la música sagrada en nuestra Diócesis han tenido algún tipo de participación continuamente en eventos similares a este.
Al Obispo San Agustín se le atribuye la frase “el que canta, ora dos veces”. En sus comentarios al salmo 32 nos explica que el canto tiene el poder de expresar lo que las palabras no alcanzan. Cuando se trata de la inefabilidad y la grandeza de Dios, el corazón puede traducir su gozo con el canto jubiloso. Por ello, argumenta que se debe cantar al Señor, y hacerlo muy bien, hacerlo con maestría. Es por ello que se ha querido ofrecer una buena educación a los que ejercen este servicio sagrado.
Termino diciendo que estas experiencias de Iglesia como la Misa Crismal van incrementando el interés por el cultivo de la música sagrada en las nuevas generaciones para mayor gloria de Dios y santificación de los fieles.

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