Exéquias del Canónigo José Luis Díaz

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Monseñor Jorge Alberto Cavazos y Mons. Gerardo Díaz acompañando al padre José Luis León en la bendición de sus restos

El viernes 3 de febrero fue un día especialmente triste para los arandenses, pues recibimos la noticia de que la vida del padre José Luis León Díaz se había extinguido horas antes en la ciudad de San Juan de los Lagos.

El motivo: algunos hablaban de un infarto en las primeras horas del día, pero la realidad era que nos debíamos preparar para recibirlo en su tierra a la que él quería mucho, y después entregarlo a la tierra que lo vio nacer.

El padre José Luis León visitaba su tierra, entre muchas otras ocasiones, en las tradicionales estas patronales en honor a Santa María de Guadalupe en el mes de enero. Este año se esperaba su participa- ción para precidir la Salve Solemne el miércoles 11 de enero, pero el señor cura Juan de Jesús Fuentes anunció que no pudo estar en la celebración porque al llegar a nuestra ciudad se sintió mal de salud y pre rió descansar para reponerse.

Ya no pudo estar entre nosotros para dirigirnos sus palabras como cada año, en donde nos relataba algunas anécdotas como la de su nacimiento. El padre José Luis León decía que él había nacido en una casita que estaba detrás de la parroquia de San José Obrero, justamente donde estan las criptas, y que seguramente por ahí había quedado su hombligo.

Con su mensaje dirigido a todos los arandenses nos animaba a seguir a Cristo aún a pesar de las pruebas y los malos momentos que la vida nos presente, que para eso somos arandenses y mexicanos, para superar las pruebas, siempre con los ojos puestos en el cielo, que es nuestra ilusión.

Así pues recibimos el cuerpo del padre y lo presentamos a Dios el sábado 4 a las 2:30 de la tarde, con la presencia de alrededor de cincuenta sacerdotes de la diócesis, junto a nuestro obispo Jorge Alberto, y Mons. Gerardo Díaz quien perteneciera al presbiterios de nuestra diócesis de San Juan de los Lagos.

Al iniciar la celebración, algunos sacerdotes, compañeros suyos, revistieron sus restos con los ornamentos propios que, como sacerdote, portó con mucho amor todos sus años como ministro de Dios.

En su mensaje, el señor obispo Jorge Alberto lo recordó como un hombre de oración, de trabajo incansable en el confesionario y amigo fraterno. Manifestó que en sus última platicas con el padre José Luis, éste le compartía sentirse un poco desanimado, cansado y le pedía sus oraciones para que volviera a tener la fuerza de seguir trabajando por el reino de Dios, a lo que el señor obispo le contestaba que contara con él, con su apoyo y presencia como pastor y amigo.

Al finalizar la Eucaristía, la familia del padre José Luis dio las gracias por la presencia de los arandenses que lo conocieron, y pidieron que no olvidemos pedir por su eterno descanso, que Dios lo mire como siempre, con Misericordia y amor, y lo reciba en su gloria.

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