Estimados hermanos, en este mes de agosto agradecemos al Señor Dios que podamos celebrar momentos muy positivos de fe, todos ellos centrados en Cristo. Por un lado, hemos celebrado la solemnidad de la Transfiguración del Señor, fiesta litúrgica que nos invita a saber contemplar a Cristo, escucharle y así saberle seguir. Así mismo, estamos por celebrar la Asunción de María Santísima; en esta fiesta litúrgica consideramos el gozo que Dios concede a nuestra Madre, así mismo poniéndola como ejemplo de nuestra esperanza futura.

Ambas fiestas litúrgicas nos invitan, a su modo, a considerar la alegría eterna que Dios tiene preparada para sus hijos, y por lo tanto el lugar que debemos darle a querer ganar el cielo.

Felicito a las comunidades que están celebrando esta alegría religiosa y de forma especial a los presbíteros, religiosas y seglares que han puesto su fe, amor, creatividad y tiempo a realizar estas fiestas.

Quiero que en estos días consideremos en nuestras oraciones a los jóvenes que ya han iniciado su período escolar, que sepan valorar la oportunidad que tienen y se preparen con muy buena disposición para servir a todo ser humano y a todo México.

Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge C. A.