En la alegría de haber celebrado la Solemnidad de Cristo Rey, como culminación del año litúrgico, ahora seguimos avanzando para encontrarnos y conocerle más, para amarlo más, siguiéndole con amor convencido de su Reino. Esta es la pedagogía que quiere Dios mediante el año litúrgico: acercarnos a Cristo, conocerle y así amarle; manifestando esto en nuestra forma de vivir y la comunicación que hacemos de Cristo a los que nos rodean.

Estamos en tiempos oportunos para encontrarnos con la vida y la paz que Jesucristo nuestro Rey nos da. Estamos en tiempo oportuno para convencernos de los valores del Evangelio. Por desgracia preveo que vendrán, en nombre de las leyes y las “libertades”, ataques a la vida, a la familia; pero cuando tenemos una convicción de Cristo como vida, como camino verdadero, cuando tenemos la convicción de lo que nos ha dejado y la misión que tenemos, será difícil que no cuidemos los valores tan grandes de nuestra existencia.

Iniciamos pues el Adviento, tiempo de alegre espera.

Como el Pueblo de Israel en su momento, celebremos que en Cristo podemos esperar muchas cosas nuevas y todas ellas muy buenas para nuestra existencia:

¡¡¡FELIZ AÑO LITÚRGICO NUEVO!!!

Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge C. A.