El pasado domingo 15 de noviembre, 30 seminaristas recibían su sotana. La sotana es un signo externo de gran importancia para la vida de un seminarista; primeramente, porque es un pequeño paso que se da en este seguimiento a Cristo, por parte de jóvenes que se quieren parecer cada día más y más a Él. Es un pequeño paso porque cuando se recibe la sotana falta mucho para ser sacerdote. Este “faltar mucho” puede entenderse de muchas formas; pues, puede referirse de inmediato a que faltan algunos años para que este llamado se vea concretizado en la ordenación sacerdotal, también puede entenderse que falta mucho trabajo personal y comunitario o eclesial, porque el proceso de formación para la vida sacerdotal (que cuando se recibe la sotana tiene poco de haberse comenzado) necesario para formar pastores implica un llamado, claro, pero también una respuesta generosa, del que ha sido llamado, demostrada en un fuerte proceso de transformación de su persona a la luz y semejanza de la persona de Cristo, de discernimiento, de crisis, y “falta mucho” trabajo comunitario o eclesial, porque es la misma Iglesia (principalmente representada en los sacerdotes que nos acompañan) la que tiene la tarea de ir formando a sus futuros pastores.

Si bien, “falta mucho” para llegar a ser sacerdote cuando un seminarista recibe su sotana, este momento es muy especial, pues el verte revestido con ella, da un gran impulso a la vocación para seguir adelante, para seguir esforzándose. Es sin duda este momento, donde muchas familias, de los seminaristas, tienen un primer acercamiento a la vida del seminario, donde muchas familias se unen y comienzan a creer que pueden llegar a tener un sacerdote en la familia. Debido a la pandemia, este año las familias no se pudieron hacer presentes físicamente en esta celebración, pero que, sin duda, y gracias a las TIC´s, la celebración Eucarística donde estos 30 jóvenes recibieron su sotana llegó a los hogares de sus familiares, pudieron compartir desde casa esta alegría de ver a su hijo, hermano, nieto, primo, revestirse con su sotana.

Es parte de la vida del seminario que los grupos adopten un nombre que los identifique como tal, este grupo ha decidido llamarse Duc in altum que puede traducirse como navegar mar adentro; ellos siguiendo esta indicación de Jesús, de ir mar adentro (Lc 5,4), han iniciado de manera más decidida este trayecto de formación sacerdotal. Pidamos por ellos y por todos los jóvenes que se preparan para ser pastores de la Iglesia.