SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO

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“Nunca fue tan fácil ganarse el cielo”

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!

Joselito, como se le llama también de cariño, nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo. Cuando en 1926 estalló la así llamada “Guerra Cristera”, sus hermanos se unieron a las fuerzas rebeldes al régimen, violento y anticristiano, que se había instaurado en el país. También José, con permiso de sus padres, decidió unírseles, en trabajos que no implicaban el uso de las armas. El 25 de enero de 1928, en el curso de una violenta batalla, fue capturado y llevado a su ciudad natal, donde fue encarcelado en la iglesia parroquial, que había sido profanada y devastada por los federales. Le hicieron la propuesta de huir para evitar la condena a muerte, pero él la rechazó.

Durante su detención y con el fin de hacerlo renegar de su fe para que pudiera salvarse  fue torturado y obligado a asistir al ahorcamiento de otro muchacho que estaba prisionero con él. Entonces le desollaron las plantas de los pies y lo obligaron a caminar hasta el cementerio. Allí, puesto ante la fosa donde sería enterrado, lo apuñalaron sin darle muerte, pidiéndole de nuevo que renegara de su fe. Pero José, cada vez que lo herían, gritaba: ¡Viva Cris-to Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!. Por último, fue ejecutado con un disparo de arma de fuego. Era el 10 de febrero de 1928”. Tenía casi 15 años de edad. Tres días antes había escrito a su madre: ‘Resígnate a la voluntad de Dios. Yo muero contento porque muero al lado de nuestro Señor. En el cielo nos veremos’.

El 20 de noviembre de 2005 había sido beatificado en la ciudad de Guadalajara por mandato de Benedicto XVI, junto con otros 11 siervos de Dios, encabezados por Anacleto González Flores y compañeros mártires.

Con la fórmula oficial de canonización del joven mártir michoacano José Sánchez del Río, pronunciada por el Papa Francisco el domingo 16 de octubre de 2016 en la Plaza de San Pedro –dentro del Jubileo extraordinario de la Misericordia– México llega a contar ahora con 32 Santos. El Sumo Pontífice latinoamericano ordenó que el ‘niño cristero’ sea inscrito en el Elenco de los Santos y autorizó que todos los cristianos lo invoquen como tal, en una misa en la cual elevó al honor de los altares a otros seis beatos, entre ellos el ‘cura gaucho’ argentino José Gabriel Brochero.