Las Siervas de la Santísima Trinidad y de los pobres son un instituto religioso de derecho pontificio, fundadas por la beata María Vicenta de Santa Dorotea Chávez Orozco el 12 de mayo de 1905 en Guadalajara Jalisco.

La frase paulina: «la caridad de Cristo nos urge» constituyó el ideal de la la vida de la hermana Vicentita y hoy en día estas palabras siguen resonando profundamente en el corazón y proceder de cada una de sus hermanas, quienes siempre hacen presente al Señor, Dios uno y trino en los enfermos y necesitados, sirviendo con humildad, caridad y sencillez.

Su presencia en San Juan de los Lagos

Más de un siglo da constancia de la presencia y trabajo de las Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres en San Juan de los Lagos, principalmente en su servicio al hospital y la capilla de éste. Además de colaborar también en la capilla continua al hospital (templo del primer milagro). Innumerables huellas han dejado a través de muchas hermanas que llegaron y se donaron con caridad y servicio piadoso en la atención, el cuidado y la espiritualidad de los enfermos.

Al volver la memoria en el pasado, platicando con personas de la tercera edad, cuentan cómo hace muchos años atrás, el hospital era atendido en su mayoría por “monjitas”( hermanas Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres) y que al pasar de los años su presencia fue disminuyendo considerablemente.

Gratos recuerdos hay en la memoria de quienes siendo niños acudían con ellas a las posadas, recibiendo más que un envoltorio, una mirada tierna y cariñosa.

 

Corazones llenos de gratitud.

Con profunda tristeza las vemos partir. Rogamos a Dios nuestro señor por ustedes, por las abundantes gracias derramadas a través de sus personas en quienes por varias y distintas circunstancias de la vida tuvieron la oportunidad de coincidir con ustedes. Gracias por su ejemplo de fidelidad al Señor, por su vocación, llevada con alegría y entrega al servicio del enfermo y necesitado.

Gracias por todas esas veces que fueron mediadoras para que el enfermo no solamente buscara sanar su cuerpo, sino también su espíritu.

Gracias por ser para nosotros un aliciente, una mano amiga, una mano que ha curado, una mano siempre dispuesta al servicio del Señor, pues ya lo dice el canto: “Jesús no tiene manos, tiene sólo nuestras manos para trabajar” y ustedes han sido un claro ejemplo de ello, trabajando en silencio, con sencillez y caridad.

 

Una ofrenda eucarística

 «Cómo pagarles por todo el bien que han hecho, sin duda no podríamos» menciono el presbítero Ildefonso García, quien a manera de agradecimiento propio y de la comunidad ofreció una celebración Eucarística a las once de la mañana en el Templo del Primer Milagro el pasado 11 de abril, coincidiendo con la festividad de la Divina Misericordia.

Por la tarde, con la participación de más hermanas Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres se celebraba nuevamente la Eucaristía, la cual tuvo lugar en la Parroquia de San Juan Bautista a la una de la tarde y fue presidida por el señor cura Andrés Sáinz y concelebrada por el presbítero Ildefonso García, quienes agradecieron nuevamente a las Siervas por su labor y compromiso con los necesitados, de manera especial agradecieron a la madre María de Jesús Mota y a la madre Herminia, quienes se encontraban actualmente ofreciendo su servicio desde hacía ya varios años en nuestra comunidad.

 

Una decisión triste, pero necesaria

Para nadie es un secreto que el número de vocaciones a la vida religiosa es cada vez menor, diferentes casas de formación religiosa, institutos y congregaciones dan constancia del declive por el cual, desde hace varios años pasan sus congregaciones, seminarios e institutos. La excepción no ha sido el Instituto de las Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres, quienes actualmente cuentan con una población religiosa mayormente adulta; sumando además el hecho de la pandemia, que lamentablemente llevó a la defunción de varias hermanas, la madre Yolanda, superiora del Instituto, tomó la decisión de cerrar su casa en San Juan de los Lagos, es decir, retiró a sus dos hermanas Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres que actualmente se encontraban presentes en san Juan de los Lagos (en el hospital Dr. Manuel Montero y en el templo del Primer Milagro).

 

No nos olvidemos de pedir por las vocaciones.

“La caridad de Cristo nos urge”