Impulsos de un joven seminarista

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Por: Luis Alberto De la Torre – Seminario Menor de Atotonilco

¡Hola querido amigo lector!, hoy les quiero compartir un poco de cómo surgió mi llamado a la vocación del sacerdocio. Soy originario de Capilla de Guadalupe, ahí fue donde crecí y me desarrollé, en donde surgieron la mayoría de los acontecimientos que me motivaron a entrar al Seminario, soy parte de una familia de cinco hijos, de los cuales soy el primero.

Donde me empezó a llamar la atención esta vida tan interesante del sacerdocio fue cuando mi mamá me empezó a llevar a la Armada Blanca, como se llamaba en aquel entonces; me llamaba mucho la atención todo lo que hacía el padre, y me decía que si me gustaría hacer lo que él hace, así que a los 7 años aproximadamente entré de monaguillo, me gustaba mucho serlo, así que duré hasta los 14 años; hubiera sido más tiempo, pero las sotanas ya no me quedaban y ya estaba muy alto.

Otro momento que marcó mi interés por el sacerdocio fue cuando estaba en sexto de primaria, que fueron unos seminaristas a invitarnos a los preseminarios, así que pedí permiso a mis papás, ellos accedieron y fui. Desde ese día continué siendo SEM-FAS (seminarista en familia) y me divertí mucho en todo lo que realizábamos en las juntas cada mes, pero me encantaban cada año los campamentos y los cursos de verano.

Cuando llegué a tercero de secundaria, quería entrar al seminario, pero no quería dejar a mi familia y amigos e hice trámites en una prepa de Capilla, pero cuando se aproximaban las fechas del Preseminario, platicando con mis papás decidí ir. Se llegó la fecha, me fui junto con otros tres paisanos, transcurrieron las dos semanas del preseminario y me había divertido tanto que estaba seguro de que me quería quedar. El último día reparten las cartas de a quien aceptan y a quien le sugieren que esté con su familia y entre las últimas cartas de aceptados ahí estaba la mía.

Cuando fue la entrada al seminario estaba feliz por seguir a Cristo, pero, por otro lado, estaba triste porque no quería dejar a mi familia y ellos estaban tristes también, en especial mi mamá porque se le iba su primer hijo, el más grande.

Transcurrieron los años y actualmente me encuentro en mi tercer año en el seminario, discerniendo mi vocación para continuar en la siguiente etapa en mi vida de seminario que es el Curso Introductorio, en Arandas.

Gracias por haberse dado un tiempo para leer acerca de los seminaristas, pidan por mí y mi vocación, así como yo también pido por ustedes.