¿Qué es ser mariano?, ¿cómo vives tu fe y respondes a la maternidad de la virgen María?, ¿realmente, como católicos, respetamos a la gran madre de Dios?

Estas preguntas si bien, alguna vez nos las hemos hecho, ya sea, de manera directa o indirecta, hoy en día las respuestas distan de ser apegadas a los dogmas que nos hablan de la Santísima Virgen María, de su pureza divina y papel desempeñado en el misterio de la salvación, ya sea por decisión propia o por ignorancia.

Partiendo de un reportaje especial que un famoso youtuber realizó en el Estado de México acerca del culto a la muerte, del santuario dedicado a ella y del enorme monumento que tiene más de veinte metros de altura; ¿y por qué mencionó esto?, bueno, porque es muy común ver, hoy en día, a cristianos jugando a ser cristianos, es decir, fieles que asisten a Misa a las ocho de la mañana, y solo un poco más tarde, quizás a medio día, asisten a que les sea leído el tarot o, en su defecto, a idolatrar a la muerte, pensando que: <<tengo autorización divina para hacerlo porque lo he pedido>>, partiendo incluso de la fe trinitaria de por medio.

Bien, el tema que hoy es preciso describir, es el papel de María Santísima, pero he decidido comenzar con el tema del culto a la muerte porque hay otro tema que en Jalisco ocupa y preocupa a algunos fieles, y menciono la palabra algunos, porque existe una contradicción interna respecto a qué es y significa la escultura Sincretismo, ubicada en la avenida Federalismo en la ciudad de Guadalajara.

Más allá de describir las intenciones y la razón de porqué fue ubicada la escultura, es importante que, como cristianos, entendamos un punto que hemos pasado por alto: el papel de María Santísima en el plan de salvación de Dios.

María desde la obediencia a Dios Padre, durante la concepción por medio del Espíritu Santo y su maternidad para con el Hijo de Dios, hasta la muerte de Jesús, verdaderamente ocupa un lugar esencial en nuestra fe, lugar que alcanza una dignidad significativa por su papel desempeñado; sin embargo, hoy en día, como cristianos hemos pasado por alto su labor dignísima, no solo jugando a ser cristianos, ocupándonos de prácticas que nos orillan a la desobediencia, sino a pensar en María como solo un decorado de nuestra fe, es decir, un objeto con el cual podemos jugar, ya sea por arte o por simple convicción.

En México, nos hemos convertido en simples testigos anuales de la devoción a María, hemos ensuciado su nombre y labor atrayendo su figura materna a supersticiones, actos o rituales ocultos con su imagen, a llamarnos marianos o guadalupanos (advocación de Guadalupe) por tradición, sin sopesar el significado, incluso, somos capaces de colocar a María como “amuleto” de “buena suerte” junto con otros “amuletos”.

Ahora bien, nuevamente, ¿qué tiene que ver el culto a la muerte con María Santísima? Para algunos cristianos nada y todo a la vez; para algunos católicos quizá la definición de la palabra sincretismo, es decir, la tendencia a conjuntar y armonizar corrientes de pensamiento o ideas opuestas, tal como la muerte y la virgen, en este caso la advocación de Guadalupe diseñada en medio de calaveras, serpientes, un macho cabrío y otros símbolos paganos, en la obra llamada, precisamente, Sincretismo.

Después de observar la admiración que algunas personas exaltan por el culto a la muerte, de personas que se manifiestan cristianos, me abordaron algunas dudas, ¿será posible que cualquier persona elabore una escultura que conjunte a la muerte con algún otro dios pagano y la lleve de frente a su santuario sin que los seguidores de esta creencia reaccionen por lo menos para preguntar un por qué? Meditemos la respuesta. Yo creo que sí habría una reacción, ¿por qué? Porque simplemente podría considerarse una falta de respeto… o como lo llamamos los mexicanos, “una picada de cresta”.

Eso mismo ocurre con Santa María de Guadalupe y la incipiente reacción de su familia en la fe; importante mencionar, no se trata de generar violencia ni mucho menos de imponer falsa justicia, se trata de dignificar nuestra fe partiendo desde nuestras actitudes y conductas como creyentes hasta la fundamental necesidad de respetarnos a nosotros mismos y esperar el respeto a nuestra Iglesia en un país donde se sigue desgastando la tolerancia de los ciudadanos con temas de agenda casi siempre política partidista e ideológica.

El Mensajero Diocesano te invita a leer la próxima semana algunas propuestas que comparten embajadores de la organización México Guadalupano para buscar ser más conscientes de nuestra fe, del catolicismo y el respeto a María Santísima.