Suplican buen temporal – Parroquia de San José

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Información: presbítero Leopoldo Anaya Moreno y José Francisco Ortega Valadez

Redacción: Mensajero Diocesano

Fotografía: José Francisco Ortega Valadez

Llegó el Cristo del buen temporal a la parroquia de San José en San Miguel el Alto.

El evento tuvo lugar el pasado primero de junio, donde feligresía de San Miguel el Alto, acudieron a las 18:00 horas a la glorieta San Miguel para acompañar la imagen que peregrinó rumbo al templo parroquial en honor a San José, donde fue oficiada, por el párroco Miguel Domínguez García, una celebración Eucarística de bienvenida.

Posteriormente, el sábado 2 de junio en la granja Cristo Rey, con la presencia de monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Obispo de la Diócesis de San Juan de los Lagos, se llevó a cabo una celebración Eucarística especial por el buen temporal, donde Monseñor además, bendijo la imagen del Cristo del buen temporal, siendo ese mismo día colocada la imagen en el presbiterio de la parroquia de San José, en San Miguel el Alto.

Los agentes de esta parroquia, el párroco Leopoldo Anaya Moreno y el presbítero Heliodoro Guillén Delgadillo, comprometidos y llenos de amor a Cristo, representando a través de esta imagen, recibieron esta imagen con tapetes de aserrín de hasta cuatro cuadras de longitud.

Entre aserrines, telas, pétalos y cañas, la imagen de Cristo pasó, repartiendo bendiciones, en medio de una escena que reunía a enfermos en busca de su salud, y a hombres ayudando al prójimo para que lograran tocar la imagen en signo de gratitud y fe. Por supuesto, en ese peregrinar, se pudieron apreciar: lágrimas en las mejillas, vítores que resonaron en las calles, la danza rindiendo homenaje al gran Hijo de Dios, música tradicional y las campanas, que al fondo, indicaban la llegada del nuevo Cristo.

“La imagen expresa tanta compasión, tanto amor. Está bellamente trabajada que parece real. Sus labios parecen decirnos que nos ama. Y para nuestra su muerte, sus heridas mueven las almas de todos lo que lo miran y no pueden quedarse indiferentes al mirar escarnecido al amor de amores. Y sus ojos, qué ojos, que miran con tanto amor y ternura, parecen cristalizarse y querer derramar lágrimas de amor sobre quien los mira. Lágrimas que riegan el árido campo del alma, causando en nuestro corazón un buen temporal”, párrafo escrito por José Francisco Ortega Valadez.