Aunque sea “de manta” ya tenemos un nuevo Presidente para México, con toda la débil y limitada humanidad que un político puede tener. Somos conscientes de que nos prometió más de lo que podrá cumplir. Con él, habrá un nuevo giro en la forma de gobernar. Y los mexicanos nos ilusionamos pensando… “a la tercera vendrá la vencida,” aunque de antemano pensamos que los gobiernos pasados no han sido tan malos ni éste será tan bueno porque todos están dañados del mal, tal y como comentaba el Señor Jesús: “Los que los gobiernan y los poderosos explotan y oprimen a los demás… Que no sea así entre ustedes.”
Pero, no es bueno empezar a ser pesimistas. Hemos de pensar que el futuro, necesariamente será mejor y tendrá novedad, y nosotros tendremos siempre libertad para encauzarla por el bien. Lo nuevo siempre genera cambio, y ese cambio, es nuestra responsabilidad ciudadana que sea para bien.
Lo nuevo es siempre una gran oportunidad, y todos hemos de cuidar que no se vuelva amenaza, sino oportunidad para crecer y avanzar. Se vale soñar que tenemos la oportunidad de pasar del tercer mundo al primer mundo, si el Presidente de la República Mexicana, nos empuja hacia él. Hoy es la gran oportunidad de avanzar, el pueblo mexicano le ha dado al Presidente la mayoría de las dos cámaras de gobierno para que tenga todo el poder de bien gobernar. Hoy no tendrá excusas, ni a quien echarle la culpa. Cuenta con la simpatía de la mitad de los mexicanos, y la otra mitad desea que le vaya bien, por el bien de todos.
Muy importante es que la oposición mexicana sea una oposición pensante y no vergonzante como le gusta ser y aparecer. Que sea propositiva para el bien de los mexicanos; sin privilegios. Que defienda al hombre con todos sus derechos y deberes sin excepciones. Que nadie lucre para sí, y todos sumen a favor de los más desfavorecidos.
Lo que esperamos parece un milagro que solo puede venir del cielo. Pero, la verdad es que Dios lo quiere hacer con todos los cien millones de mexicanos. Solo un pueblo unido puede hacer milagros, Dios lo ha querido así desde que el hombre es hombre.
Pensemos que el nuevo presidente, Andrés Manuel, gobernará solo seis años y México seguirá su camino, <<Dios delante>>.
