La inseguridad e impunidad han hecho de nuestro México un cementerio que no tiene fin. Las guerras entre hermanos, hoy, son sin bandera, ni partido. No hay héroes, ni santos mártires, sino sólo víctimas, ahora muertos. Muertos que por ser muchos, y no estar registrados, son anónimos y sin ADN que los identifique como suyos, ni calme el profundo e inagotable dolor de miles de afligidos que sólo saben que son desaparecidos y muertos, pero… sin saberlo. Semejante infierno… ¿cuántos miles y miles de mexicanos lo sufren?

Pues bien, la macabra novedad de hoy es que ya no es novedad. Las noticias dijeron que por Guadalajara, Jalisco, hoy, nos aterrorizamos contando los cientos de muertos motorizados que aparecieron muertos y sin posibilidad de ser identificados. Y me pregunto, ¿qué se pretende con descubrir, hoy, estas mega-fosas ambulantes?, ¿acaso se conduelen los recogedores o se burlan de los muertos?, ¿as un acto de piedad o un desafío para decirle a los que son Autoridad?, ¿esto y más puedo porque yo soy más que la ley en México?