Uruguay es un pequeño país latinoamericano, ubicado en América del Sur. Un país que pocas veces es noticia en los grandes medios internacionales.

Benedetti, Torres García, Onetti, China Zorrilla, son figuras que pueden ayudar al lector a ubicarse de que lugar del mundo nos estaremos refiriendo.

También para los amantes del fútbol los nombres Luis Suárez, Edison Cavani, Diego Godín, o Maracaná del 1950 seguro los oriente rápidamente.

Sin embargo, Uruguay, ha sido también noticia en estos últimos años por un cambio en su legislación, que ha, por lo pronto, dividido las opiniones de los ciudadanos: ley de despenalización del aborto, ley de legalización de la marihuana, ley de matrimonio homosexual, ley trans – que permite a los menores de edad  recibir tratamientos hormonales para el cambio de género – etcétera, etcétera.

Uruguay aprobó en el 2011 la despenalización del aborto, y le incluyó como una prestación más del sistema de salud uruguayo.

Es así que, junto con Cuba y la Ciudad de México, Uruguay ostenta desde entonces la penosa condición de ser un país donde los no nacidos no son sujetos de derecho y pueden acabar su vida por la sola decisión de la madre, y sin que la opinión del padre cuente para nada.

Sería largo comentar la larga y tendenciosa discusión que se dio durante los meses  en que se desarrolló el debate parlamentario.

Tristemente, como ha ocurrido en otros países, y cuidado que también podría pasar esto en México, se manipularon las cifras oficiales de las estadísticas vitales, haciendo aparecer una situación que no era la real, pero entonces así los promotores de la ley intentaban justificar su posición.

A modo de ejemplo, solo mencionaremos que el Ministerio de Salud Pública retiró de su pagina web los datos de las muertes maternas por causa de aborto desde hacía 10 años. Se hablaba de un número de muertes maternas por esta causa, tan aterradora, que se hacía casi equiparable a la tasa de casos de muertes por la peste negra en la Europa del siglo XIV.

En el año 2008 ya había sido aprobada, en el Parlamento Nacional, una ley llamada de “Salud sexual y reproductiva”, dentro de la cual se eliminaban las penas para quien se efectuara un aborto criminal, con lo que efectivamente se estaba legalizando la práctica del aborto.

En este momento el señor Presidente de la República, el doctor Tabaré Vázquez, un médico oncólogo con gran prestigio profesional a nivel local e internacional, interpuso un veto a la mencionada ley que hizo que en ese momento no pudiera entrar en vigor.

Las expresiones del Presidente Vázquez en el veto presidencial son argumentos de índole político, jurídico constitucional, sociológica y sobre todo médicas y biológicas.

En ningún momento el doctor Vázquez enuncia argumentos filosóficos o religiosos. Creo que por lo tanto la lectura del texto presidencial deja muy en claro que la defensa a la vida y la protección del ser humano, desde el momento mismo de la concepción, va más allá de las concepciones religiosas.

La Iglesia Católica es, y ha sido una de las principales voces que se levantan en la defensa de la vida, en toda la etapa de ella, ya que la vida es un don de Dios y solamente Dios en el dueño de ella.

Si bien para los católicos esta razón ya sería válida y suficiente, les invito a leer el texto, donde queda claro que además existen muchas razones para considerar al aborto un crimen contra el más inocente de los seres humanos: el que todavía no ha nacido.