No hace ni una semana, el lunes 11 de marzo por la noche, las hermanas Ursulinas encontraron a una niña abandonada en Łódź. Le dieron el nombre de Julia. Estaba vestida normalmente y parecía sana, y los médicos comprobaron su buen estado de salud.  El mismo día, un bebé de 11 meses fue encontrado en la calle Szosa Bydgoska de la ciudad de Toruń. Fue trasladado al hospital para ser examinado. Otro bebé fue encontrado el domingo en Breslavia y una niña de un mes y medio fue trasladada al número 22-28 de la calle Rydygiera, en el edificio de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de San Carlos Borromeo.

Estos pequeños se han salvado gracias a las “Cunas de la vida”, lugares especiales donde los bebés – incluso de pocos meses – pueden dejarse de forma segura y anónima si sus padres no pueden o no están en condiciones de criarlos o cuidarlos.

Las “Cunas” se abren desde el exterior y están equipadas con calefacción y ventilación. Cuando se abren, las personas  destinadas  a  cuidar  al  niño dan la alarma. Inmediatamente se inician los trámites médicos y administrativos para examinar al niño y darlo en adopción. Actualmente hay sesenta “Cunas de la vida” en Polonia, gestionadas principalmente por congregaciones religiosas, como las de las hermanas pastoras del Centro de Cáritas Beata María Karłowska de Toruń.

La idea de proteger a los huérfanos ya se utilizaba en la Edad Media. La “Cuna de la vida” más antigua data del 1198 y se encuentra en Roma, junto al Hospital de Santo Spirito in Sassia, fundado por el Papa Inocencio III. En Polonia, la primera “Cuna de la vida” se estableció el 19 de marzo del 2006 en Cracovia, construida por iniciativa de Cáritas de la archidiócesis de Cracovia y el cardenal Stanisław Dziwisz. En el 2023, hasta nueve niños se encontraban en las “Cunas de la vida”.