Estimados hermanos: la alegría de la Navidad, ya cercana, les guíe.

Estamos iniciando el novenario de Navidad, tradicionalmente le llamamos el tiempo de las Posadas, por hacer la petición de posada recordando aquella acción de San José y María santísima que, al no encontrar posada, tuvieron que hacer de un lugar de animales, el lugar del nacimiento del Rey de reyes: Jesucristo. Estas posadas, puestas por los misioneros que nos evangelizaron, pretenden, de una forma sencilla y amena, que reflexionemos sobre las actitudes que, a fin de cuentas, dan lugar a la gracia y los bienes del cielo que Dios ha dispensado para todos; pero en la última petición de posada se hace alusión a la actitud de quienes reconociendo a Dios entre nosotros les reciben, y  ante la feliz gracia de que Jesucristo nace ahí, se hace un festejo.

Este es un tiempo formidable para ver en nuestra forma de vivir si permitimos que Dios, -que es el Amor, la Vida y la Paz-, esté en nuestro corazón y nuestra familia.

Hermanos, en estos tiempos han sucedido muchas situaciones dolorosas que nos quitan alegría de la vida, de fe, de esperanza; hay muchas formas de ser y pensar que, cerradas al bien que Dios nos trae, pueden ser signo de estar cerrando nuestras puertas a Dios, que toca nuestro corazón para darle posada. Ante lo que falte el respeto a la vida, a la caridad, a la fe y tantos bienes divinos.

Sepamos cuidar la alegría de la Vida que Dios nos ha traído en Jesucristo.

Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge C. A.