¿Por qué encontró oposición Jesús?

“Gritaron los judíos: ‘Nosotros tenemos una ley, y según esa ley Él debe morir, porque pretendió ser el Hijo de Dios’” (Jn 19,7).

“’Ahora es el juicio de este mundo, ahora el que gobierna este mundo va a ser echado fuera, y yo, cuando haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí’.

Con estas palabras Jesús daba a entender de qué modo iba a morir. La gente le replicó: ‘Escuchamos la Ley y sabemos que el Mesías permanece para siempre. ¿Cómo dices tú que el Hijo del Hombre va a ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del Hombre?’ Jesús les contestó: ‘Todavía por un poco más de tiempo estará la luz con ustedes. Caminen mientras tienen luz, no sea que les sorprenda la oscuridad. El que camina en la oscuridad no sabe adónde va. Mientras tengan la luz, crean en la luz y serán hijos de la luz’. Así habló Jesús; después se fue y ya no se dejó ver más. Aunque había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él” (Jn 12,31-37).

“Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y de su madre, de su mujer y de sus hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío” (Lc 14,26).

“Sabemos que somos de Dios, y que todo el mundo yace bajo el poder del maligno” (1Jn 5,19).

“Jesús realizó obras como el perdón de los pecados que lo revelaron como Dios Salvador (cf. Jn 5,16-18). Algunos judíos que no le reconocían como Dios hecho hombre (cf. Jn 1,14) veían en Él a ‘un hombre que se hace dios’ (Jn 10,33), y lo juzgaron como un blasfemo” (CEC 594).

“Jesús escandalizó sobre todo porque identificó su conducta misericordiosa hacia los pecadores con la actitud de Dios mismo con respecto a ellos (cf. Mt 9,13; Os 6,6). Llegó incluso a dejar entender que compartiendo la mesa con los pecadores (cf. Lc 15,1-2), los admitía al banquete mesiánico (cf. Lc 15,22-32). Pero es especialmente al perdonar los pecados, cuando Jesús puso a las autoridades de Israel ante un dilema. Porque como ellas dicen, justamente asombradas, ‘¿Quién puede perdonar los pecados sino solo Dios?’ (Mc 2,7). Al perdonar los pecados, o bien Jesús blasfema porque es un hombre que pretende hacerse igual a Dios (cf. Jn 5,18; 10,33) o bien dice verdad y su persona hace presente y revela el Nombre de Dios (cf. Jn 17,6-26)” (CEC 589).

¿Qué es la Redención?

“Si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la Muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvados por su vida” (Rm 5,10).

“Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos” (1Tm 2,5-6).

“Ustedes estaban muertos por sus pecados, y su misma persona no estaba circuncidada, pero Dios los hizo revivir junto a Cristo: ¡nos perdonó todas nuestras faltas! Anuló el comprobante de nuestra deuda, esos mandamientos que nos acusaban; lo clavó en la Cruz y lo suprimió. Les quitó su poder a las autoridades del mundo superior, las humilló ante la faz del mundo y las llevó como prisioneros en el cortejo triunfal de su Cruz” (Col 2,13-15).

“Ustedes fueron rescatados de su vana manera de vivir, recibida de sus padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la Sangre preciosa de Cristo, el cordero sin mancha ni contaminación” (1P 1,18-19).

“Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, pero gratuitamente son justificados por su gracia, mediante la redención en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por la fe en su Sangre, para manifestar su justicia, pasando por alto, en su paciencia, los pecados pasados, y haciendo justos a los que creen en Jesús” (Rm 3,23-26).

“El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por la multitud” (Mc 10,45). “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero” (Ga 3,13). “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2Co 5,21).

“Le pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21). “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el evangelio” (Mt 11,5).

“La redención de Cristo consiste en que Él ‘ha venido a dar su vida como rescate por muchos’ (Mt 20,28), es decir ‘a amar a los suyos… hasta el extremo’ (Jn 13,1) para que ellos fuesen ‘rescatados de la conducta necia heredada de sus padres’ (1P 1,18)” (CEC 622).

“Redención hace referencia a rescate, liberación de una situación negativa, de modo que, en la obra de salvación de Jesucristo, la Redención es uno de los momentos del proceso. Viene a hacernos hijos en Él, a incorporarnos a la vida divina por la acción del Espíritu, y este movimiento incluye liberarnos del pecado y de la muerte en la que nos encuentra. Esta acción justificadora, reconciliadora, es el momento redentor. Así como en el Antiguo Testamento Dios ‘redime’ al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, para llevarlo a una situación positiva, de plenitud en la tierra prometida, la que mana leche y miel (cf. Dt 26,5b-10). O como en el sacramento del Bautismo, el Padre nos hace hijos en el Hijo, y también nos redime, es decir nos libra del pecado. La Redención es pues, el momento sanante, el momento liberador que nos reincorpora en el proceso de la salvación de Dios que dice plenitud, realización definitiva” (PGP 105).

Ofreció la debida reparación a su Padre Dios, pues el pecado no es insignificante, sino una ofensa y rechazo a Dios y a su proyecto salvador. Cristo fue la propiciación por nuestros pecados: en Él fue descargado todo el castigo de Dios que merecemos y que no podíamos soportar, restaurando la imagen original que habíamos perdido•