El desabasto de gasolina que ha estado afectando las últimas semanas a varios estados de la República Mexicana como son: Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Puebla, Michoacán, y Jalisco, entre otros más, es resultado de una estrategia mal diseñada, en la cual no ha importado que sean más los problemas que esta trae consigo, que el objetivo deseado. Dicho de otra manera, se ha aplicado lo de: el fin justifica los medios.

Es frustrante e indignante ver cómo miles de personas trabajadoras se ven afectadas por una estrategia en la cual se ha tomado un plan de acción que pretende combatir un mal, desarrollando mil problemas. Cientos de personas en sus vehículos día con día haciendo fila por largas horas, incluso de noche para obtener tan “preciado líquido” (gasolina), conductores arriesgando sus vidas transportando gasolina en pipas para dar abastecimiento a las cientos de gasolineras distribuidas en los estados afectados (las cuales, dicho sea de paso, están siendo interceptadas y robadas por los llamados “huachicoleros”), negocios con miles de pérdidas debido al retraso de insumos y millones de familias que están siendo afectadas por el aumento en los precios de víveres, son algunos de los problemas que ha traído esta acción planeada del gobierno de México.

¡Ah!, pero nuestro mandatario dice que no hay desabasto y exhorta a la población a no realizar compras de pánico, y ciertamente tiene razón de que no hay desabasto si se refiere al interior de la empresa de Petróleos Mexicanos (PEMEX), pero si nos referimos a más de seis estados que todos los días batallan por conseguir gasolina, el panorama es totalmente diferente.

Y no es que esté de acuerdo con la impunidad y que crea que es malo combatir un problema como lo es el robo de combustible, al contrario. Lo que a mi parecer está mal es no detenerse a reflexionar, a evaluar los resultados obtenidos en las semanas posteriores a la puesta en marcha de la estrategia, para corregir el rumbo y cambiar de dirección si es que hace falta. Anteponer un objetivo propio al bienestar de muchos y llamarlo «daños colaterales».

Con una sociedad con falta de cultura del bien común, escasa en valores, poco preparada y que gusta de hacer mofa de la desgracia, llamándole buen humor ¿qué más nos queda por ver y afrontar en esta nube llamada «estrategia huachicolera»?