El diaconado en la Iglesia ha estado presente desde las primeras comunidades cristianas, pues como bien nos narra el capítulo 6 del libro de los Hechos de los Apóstoles, fueron los mismos apóstoles los que impusieron las manos a siete hombres de la comunidad para que sirvieran la mesa y acompañaran a las viudas y a los huérfanos. Es así que el mismo término diácono, del griego diákonos, signifique literalmente servidor o ayudante, de ahí que, también, se especifiquen tres funciones básicas para el diácono: 1. Predicar la Palabra de Dios, 2. Preparar la Mesa del Señor y 3. Practicar la caridad.

El Código de Derecho Canónico, habla de dos tipos (si es que puede decirse así) de diáconos, que son, los permanentes y los transitorios. Los diáconos permanentes, es una figura eclesial que, en nuestra Iglesia particular, la diócesis de San Juan de los Lagos, no existe, pues se trata, según el canon 1031, del varón célibe mayor a 25 años o casado, mayor a 35 años, que desea ser solamente diácono, es decir, que no aspira al presbiterado. En cambio, el diácono de transición, figura que sí conocemos en nuestra diócesis, son aquellos varones, que después de haber terminado, o estado a punto de terminar sus estudios filosófico-teológicos quieren ser ordenados diáconos con miras al sacerdocio presbiteral.

Finalmente, cabe destacar, que el pasado 12 de diciembre de 2020, en nuestra diócesis, se llevó a cabo, la más reciente ordenación diaconal, nuestro Señor Obispo, Don Jorge Alberto Cavazos, ordenó a seis hermanos nuestros; Saúl Aceves Mendoza, Fernando Daniel Angulo Melgoza, Miguel Ángel García Guerrero, Sergio García Hernández, Miguel Ángel García Rodríguez y Alejandro Ortiz Aguayo, hecho que nos llena de alegría y esperanza, no sólo al seminario, sino a toda la Iglesia, pues en este tiempo de tantas malas noticias y tanta desesperanza, sigue habiendo jóvenes que no temen en responder al llamado que Cristo les hace.