Al celebrar a María en su Asunción gloriosa a los cielos, celebramos su más profunda cercanía, ya que María esta íntimamente unida a Jesucristo y su obra.

(Emmo. Sr. Cardenal D. José Francisco Robles Ortega)

 

Agradecidos con Dios por permitirnos vivir nuevamente la solemnidad de la Asunción de María a los cielos, reunidos en torno a Ella, después de dos años de no poder participar presencialmente debido a la crisis sanitaria que tomó por sorpresa a todo el mundo, la pandemia del COVID 19, el pasado día 15 de agosto miles de personas, una vez más, tuvieron la oportunidad de presenciar y contemplar la bendita Imagen de Nuestra Señora de San Juan, la cual es bajada de su nicho y trasladada a un templete provisional colocado en el atrio de la Catedral Basílica.

Cabe mencionar que en la solemnidad de la Asunción de María es la única vez en el año en que la Imagen de Nuestra Señora de San Juan sale de su santuario.

En punto de las 12 del medio día la Imagen de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos salió en andas, resguardada por los Caballeros de la Guardia de la Virgen de San Juan, seguida por los sacerdotes, canónigos, diáconos, obispos, seminaristas y demás fieles.

La celebración eucarística fue presidida por el Emmo. Sr. Cardenal D. José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, quien en su homilía mencionó que «María mereció estar en cuerpo y alma en el cielo, porque a Ella Dios la hizo creatura especial, limpia de todo pecado desde su concepción. Mereció ser la primera que disfruta de los méritos de Jesucristo nuestro Señor, ya que María puso todo su ser, toda su persona, todo lo que Ella era al servicio del Señor».

 

Al terminar la celebración eucarística se impartió la bendición a los miles de peregrinos reunidos en torno a la catedral con la Imagen de Nuestra Señora de San Juan, acto seguido se inició la procesión de regreso a su santuario, para ser colocada nuevamente en su nicho.

 

Se agradece a todas las personas que colaboraron, ya sea materialmente o prestando su servicio desinteresado en la organización, al coro, a los seminaristas y a quienes hicieron posible su transmisión y difusión en los diferentes medios de comunicación para que otras personas que se encuentran fuera y son devotas de nuestra Señora de San Juan de los Lagos pudieran participar de esta hermosa celebración, gracias también, de manera especial, a los miles de peregrinos, por respetar el orden de los espacios y sobre todo por sus grandes muestras de fe.

 

¡Reina de los peregrinos, ruega por nosotros!

¡Por tu limpia Concepción y belleza sin igual, cúbrenos con tu manto,  Madre mía de San Juan!