Por: Seminario Mayor Diocesano

Ningún seminarista puede recibir el orden del Diaconado y del Presbiterado sin antes haber sido admitido como candidato a las Órdenes Sagradas y haber sido instituido en los ministerios de Lector y Acólito, según la forma propia que dicta el Pontifical Romano.

La solicitud para ser admitido como candidato a las Órdenes Sagradas y su celebración litúrgica, puede hacerse, según las normas básicas y ordenamiento básico para la formación sacerdotal en México en el número 278, a partir del primer año de teología, ahora llamado Etapa Configuradora. A través de esta celebración, el seminarista expresa públicamente su intención de consagrarse a Dios en el sacramento del Orden, comprometiéndose a dar los pasos necesarios en su formación, conocidos a partir del diálogo de escrutinios con sus formadores. La comunidad da testimonio de que poseé las dotes que lo hacen idóneo para el ministerio, celebra y se compromete a orar y a trabajar a fin de que el Señor se digne llevar a feliz término la obra en él comenzada.

Por este motivo, atendiendo de forma positiva la solicitud por parte del seminarista José Luis Martínez Reynoso, la comunidad del Seminario, los familiares y amigos de dicho seminarista, el equipo formador y la presidencia de nuestro obispo Jorge Alberto Cavazos Arizpe, se celebró la Eucaristía en la Catedral de nuestra diócesis para llevar a cabo el rito por el que fue admitido como candidato a las Órdenes Sagradas.

En las palabras de nuestro Obispo, se invitó a todos los jóvenes que se forman en el Seminario, a responder a la llamada personal que ha surgido del encuentro con Cristo. Nuestro pastor exhortó a ser generosos en la consolidación vocacional, y por el hecho de hacer un pronunciamiento público, a un esfuerzo mayor. Así mismo, destacó nuestro Obispo la confianza que la Iglesia deposita en cada Candidato, por lo que se hace indispensable una vida de oración más profunda y una generosa respuesta en cada paso de la vida cotidiana.