Por: presbítero Juan de Dios Torres

Tenía que ser esta bendita ciudad, para que la inspiración del artista quedara manifiesta y se hiciera real, en la figura de Nuestra Señora de Juan. Estamos ante la mujer más poderosa, no del mundo, sino de toda la Creación, de todo tiempo, de todo espacio, y es nuestra mamá. La Mujer con mayúscula. La Cihualpilli, que significa: “la gran mujer”. La que nos inspira, nos llama y protege a este pueblo lleno de bendiciones y aspiraciones.

Nos ponemos frente a La Mujer que es toda santa, toda humildad, todo poder y toda gracia. La que celebramos todos los días, la madre de todos, y que ha hecho grandes cosas por el pueblo de San Juan y millones de peregrinos que venimos a postrarnos a sus pies.

La que es humilde no se ofende, y no se ofende cuando le decimos “oye Virgencita, oye Madre” le hablamos de “tú” y nos lo permite, en su grandeza se hace pequeña, la sierva de siervas, la esclava que aceptó la voluntad de Dios al traer a este Muchacho (Jesús) al mundo, un Muchacho por el que podemos alcanzar la salvación y el poder ver a Dios.

Gran misión de María, “la Theotokos”, la madre de Dios, al decir ¡Sí! con firmeza y esperanza, y es grande por ser quien dio la vida al que es la Vida, enseñó la verdad al que es la Verdad, enseñó a caminar al que es el Camino. Es la formadora de todos nosotros, la que con sus virtudes nos muestra un sendero de paz y confianza para vivir en este mundo y encontrarnos con nuestro Creador.

Es la mujer que dijo Sí a Dios y no puso condiciones, no se envaneció, no lo divulgó, no se centró en ella misma, no pidió privilegios, no se quedó en los “hubieras”, no pidió cambio de planes, no rechazó ser nuestra madre y, sobre todo, no deja de amarnos e interceder por nosotros, porque ¿qué no hace una madre por sus hijos?

Es la Mujer que decidió quedarse en estas benditas tierras alteñas, que desde el primer milagro por el cual intercedió, por aquella niña cirquera, se ha quedado impregnada en nuestros corazones de generación y generación.

Ella nos da todo lo que pidamos, nos concede por ser la abogada por excelencia y le habla a Jesús de nosotros y nuestras peticiones.

Pero nosotros, ¿qué es lo mejor que le podemos regalar a María? El Concilio Vaticano II nos contesta: imitar sus virtudes. El día que le digamos a María que queremos ser como ella, y nos esforcemos por plantar en nuestro corazón todas las virtudes que tuvo. Entonces así la podremos tener contenta, a ella, la Madre de Dios.

Estoy convencido de los rasgos y actitudes de María que nos pueden servir a cada uno de nosotros. Uno de ellos es la manera en que nos habla. Y tengo la certeza que lo que ablanda el corazón duro y obstinado es el amor. Si no hay amor, no hay corrección, no hay conversión. Hay que aprender a amar, saber amar y enseñar a amar.

María, mamá, mira nuestra nación, nos la estamos acabando, unos con intención y otros con el silencio. Duele ver un México que en vez de ir al progreso va en detrimento, en vez de estar alegres nos ponemos furiosos y tristes por la situación que nos está tocando vivir.

Toca los corazones de todos nosotros, que la indiferencia nos los tiene en pausa, convierte los corazones de los algunos gobernantes, ayúdanos con tu poderosa intercesión, háblale más y más a tu Hijo Jesucristo, somos tus hijos amados, somos “la nación por la cual no has hecho cosa igual”, somos quienes madrugamos a buscar el pan diario para llevarlo a casa, somos un pueblo que está oprimido por el tener, el poder y el placer de unos cuantos. Háblales a su corazón, que recuerden que somos iguales, que todo poder terreno pasa, que las cicatrices y los ríos de sangre que están corriendo por México tienen que acabar, que queremos la paz que solo Dios da, que queremos vivir bien y entregados a nuestras ocupaciones, atendiendo a nuestra vocación.

Queremos que sigas mirando a tus niños mexicanos, no tienen culpa de todo lo que está pasando y ¿qué futuro les estamos dejando? Sigue mirando nuestros adolescentes y jóvenes, preocupados por su futuro inseguro, a expensas en ocasiones del poder del maligno. Sigue mirando a nuestros adultos, que son nuestro ejemplo, son nuestro modelo a seguir y cada vez están perdiendo más y más la batalla por la situación de esta tierra en la cual has decidido quedarte. Sigue poniendo tu mirada en los adultos mayores, ellos quieren vivir ya su ancianidad en paz, disfrutando por el tiempo que les tocó vivir.

Ayúdanos Mamá, no nos dejes, sé que no nos sueltas de tu mano llena de ternura, intercede por este pueblo, síguele hablando a Dios de nosotros.

Nosotros debemos poner de nuestra parte, como cristianos debemos salir a las calles a gritar que el amor está vivo, debemos de vivir con pasión nuestra fe, debemos entregarnos cada día más a llevar una vida sacramental, acercarnos a Dios y rogarle de rodillas, porque de rodillas son los grandes proyectos de vida.

Se nos ha olvidado en muchas ocasiones lo esencial, que es, orar, llevar una vida de compromiso con Dios. Dejar la indiferencia de estar pasivos en el espíritu, debemos de llenar los templos para escuchar la Palabra de Dios y salir de ellos a poner en práctica lo escuchado, a vivir el Evangelio que se hizo para todos.

Debemos de salir en las mañanas en estos días del mes de mayo, mes de María a rezar el rosario por las calles, a pedirle a María Santísima que nos ayude y proteja, debemos de dejar la pereza que en ocasiones nos da el acércanos a lo que Dios nos llama, debemos a hacer sacrificios, debemos de comprometernos y poner una mínima de nuestra parte al servicio de Dios y del pueblo.

Gracias Mamá por visitar tus hijos de otros decanatos, gracias por visitar la ciudad de Lagos de Moreno, por ver nuestra realidad y el amor que te tenemos y lo manifestamos. Gracias por visitar todas las comunidades y darnos tu bendición, por escuchar tantas y tantas acciones de gracias, milagros intercedidos por ti y nuestras peticiones.

Te pido de favor que lo sigas haciendo, que nos sigas bendiciendo: a los sacerdotes del decanato, sigue intercediendo por nosotros y que se nos dé siempre la sabiduría para guiar a un pueblo manchado a diario por la sangre del odio y de la indiferencia. Gracias mamá por mostrarnos tu amor y Lagos de Moreno está agradecido contigo por tu visita. Vuelve pronto.

Por último, hay que recordar lo que hacían nuestros padres y abuelos, reunirnos a orar, rezar el Santo Rosario es una gran ventaja para ganarle al mal, estar unidos siempre como familia y volver al valor de la misma.

Hay que motivarnos hermanos, a estar unidos, no juntos, que es muy diferente, a llevar a la acción lo que somos: Hijos de Dios, hay que orar, pero también hay que actuar, es un grito de la Iglesia que pide que se aleje el maligno y que vayamos perseverando en el Reino de Dios que es la justicia, la igualdad, la paz y el amor.

Ven conmigo laguense y sanjuanense, que hoy de nuevo estamos de fiesta, Dios nos ha dicho que le sigamos cumpliendo una penitencia: toma ese rosario y persigue esa tez morena, tal como le vio tu madre, como le rezó tu abuela. Que todos nos postremos ante Ella, que este día se detenga y rezando aliviemos la carga de nuestras penas. Su palabra es verdadera, en su rostro hay un mensaje de ternura y fortaleza, y quien camina con Ella alcanza la vida eterna, para hacerse sanjuanense vino hasta esta tierra, nos cuida y nos protege y aquí en San Juan se queda.

¡Que viva la virgen de San Juan!

Homilía del padre Juan de Dios Torres en la entrega de la imagen peregrina de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos en la Catedral después de visitar el decanato de Lagos de Moreno.