El 8 de diciembre celebramos uno de los cuatro dogmas marianos, la Inmaculada Concepción de María. Quien fue concebida desde el primer instante de su ser inmaculada, llena de gracia y por ello, preservada de todo pecado.

Por medio de la Bula Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX declaró el dogma de la Inmaculada Concepción de María el 8 de diciembre de 1854.

María, al ser inmaculada desde su concepción, fue la única persona que no experimentó el pecado en ninguna de sus formas, trayendo consigo la esperanza de la nueva vida. Esta significativa fiesta se sitúa en el marco del tiempo litúrgico de Adviento, tiempo en el que María nos guía y nos enseña cómo vivir el camino de la preparación a la venida de su hijo Jesús, el salvador del mundo.

María es la mujer que, transparente en cuerpo, alma, vida y actitudes, nos da el ejemplo de cómo llegar a Dios, a través de la esperanza y la confianza en Él, dándonos así la enseñanza de la docilidad de corazón a la voluntad de Dios y de la humildad y servicio al prójimo.

Esta fiesta de la solemnidad de la Inmaculada Concepción se celebra en toda la Iglesia Universal, y nuestra Diócesis de San Juan de los Lagos no es la excepción, ya que nuestra patrona es, nada más y nada menos, que la Inmaculada Concepción de María; título que ostenta nuestra Santísima Virgen de San Juan.

Por ello desde el 30 de noviembre, la Catedral Basílica de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos se viste de fiesta en el inicio del novenario en honor de nuestra señora, en su fiesta de la Inmaculada Concepción, teniendo durante el novenario el repique de alba, la Misa solemne, el rezo del Santo Rosario y el canto de la Salve. Además de que este jueves 6 se llevará a cabo la romería y el viernes 7 por la noche, las tradicionales mañanitas, para concluir las fiestas el día 8 con la solemne procesión con la imagen peregrina de la Virgen por las calles principales de San Juan de los Lagos, para terminar con la santa Eucaristía en Catedral a las 19:30 horas.

Participemos de esta solemne fiesta de la Inmaculada Concepción. Viviendo su ejemplo de pureza de cuerpo y alma•