“La virgen es una reina, es una mujer discreta y amorosa; es nuestra patrona parroquial, es nuestra madre, es Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”, frase narrada durante el día de fiesta en su honor en el templo parroquial, en la colonia Cañada de Ricos, ubicada en el Decanato Lagos.

La celebración Eucarística de fiesta fue presidida por el párroco invitado, José Luis Aldana Wario, quien con su tema: “María: mujer fascinante que discierne y escucha las súplicas de sus hijos”, describió la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro como mujer de misericordia y silencio; así mismo, el párroco de la comunidad, Luis Enrique Sotelo Barrera, celebró la Santa Misa del medio día donde, niños y adultos mayores, participaron del Sagrado Viático.

Fue una semana intensa, la lluvia no paraba y permitió solo lo que Dios ya había decidido; las peregrinaciones no detuvieron su caminar, bajo la lluvia, sonrientes, felices por caminar rumbo a casa, con la Madre del gran Hijo de Dios, con nuestra señora de  labios discretos y boca pequeña, nuestra madre que solo nos observa en total silencio, recibiendo el cariño que cada uno ofrece, con la ofrenda, con la fe.

Este año, la lluvia nos movilizó, nos recordó la fuerza y poder de nuestro Dios, pero también su misericordia infinita; nos dejó ver en medio de la inundación, que la fe puede transformarlo todo. Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, misma que protege a su amado hijo en su venerada imagen, así mismo nos abrazó con el amor misericordioso de Dios, ante esos momentos de pánico y sorpresa, haciéndonos saber que Dios nunca abandona, que en medio de la alegría pueden surgir las lágrimas, pero también, en el justo momento de la preocupación y la angustia, su amor paterno y Todopoderoso llega con el abrazo de la mujer de cielo, que todo lo comprende para hacernos sonreír y lograr ver su divinidad.

El día de fiesta de nuevo el sol brilló para todos, nos ofreció una lección importante, esa que indica que sin Dios nada somos, nada podemos hacer; nos ofreció también la oportunidad de poder agradecer y honrar a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro con un cielo bellamente despejado, con una fiesta renovada, con el anhelo de concluir con el momento cumbre en la celebración Eucarística donde la comunidad se puso en manos de Dios, donde el presbítero José Luis Aldana detalló la belleza de María en su advocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y la bendición de tener a madre en casa, a una madre que no abandona a sus hijos.

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro:

¡Ruega por nosotros!

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