¿Cuál es la obra del Espíritu Santo en Cristo?

“El ángel dijo a María: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser nacerá de ti, será llamado Hijo de Dios” (Lc 1,35).

“Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado y, mientras oraba, el cielo se abrió y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma; y vino una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” (Lc 3,21-22).

“Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto. Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: ‘El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos, y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4,1.17-18).

“¡Cuánto más la Sangre de Cristo purificará nuestra conciencia de sus obras muertas, para que adoremos al Dios viviente! Pues por el poder del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio perfecto por nuestros pecados” (Heb 9,14).

“Pero si el Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en ustedes” (Rm 8,11).

“Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: “¡Todo está consumado!”. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu” (Jn 19,30).

“Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8).

“En la plenitud de los tiempos, el Espíritu Santo realiza en María todas las preparaciones para la venida de Cristo al Pueblo de Dios. Mediante la acción del Espíritu Santo en ella, el Padre da al mundo el Emmanuel, ‘Dios con nosotros” (Mt 1,23).

“El Hijo de Dios es consagrado Cristo (Mesías) mediante la unción del Espíritu Santo en su Encarnación (cf. Sal 2, 6-7)” (CEC 745)•