El Presidente de la República pretende gobernar haciendo nuevas leyes y modificando otras que le impiden llevar adelante, no sé, si la Cuarta Transformación o su guerra declarada contra la corrupción.

A imitación suya el Gobernador de Jalisco, quiere hacer una nueva constitución para Jalisco. En estos dos casos, nos vuelve el miedo de que, de nuevo, tenga México y Jalisco, leyes o una constitución que nunca haya recogido las aspiraciones, las convicciones y las creencias del pueblo mexicano.

En aquel pasado tiempo de 1857 sabemos que fue la constitución públicamente rechazada por el partido Conservador y ferozmente impuesta por el partido Liberal que estaba en el poder.

Una situación semejante a la de 1857 y 1917 en que se promulgó la constitución y se reformó, parece estarse dando hoy. Las leyes quieren imponerse al pueblo mexicano considerado, todavía hoy, como menor de edad, incapaz de expresar las leyes que quiere y las que rechaza.

Ayer como hoy, los políticos gobernantes (Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial) se creen los únicos responsables de sujetar, por la ley, al pueblo mexicano. Ayer, como hoy, el partido dominante, que es Morena, quiere ser el único que tenga el derecho de votar y de vetar. A los otros partidos de oposición no les queda más remedio que venderse o ser ignorados, mediante una permanente simulación de quien habla y no es realmente escuchado.

La verdadera discusión de hoy, es que… AMLO, con su poder ejecutivo presidencial urge al poder legislativo para que formule las leyes de acuerdo a su muy personal modo de bien obrar. Por eso, termino preguntando, ¿estas leyes nuevas que están aprobando a vapor serán la mágica solución para erradicar la corrupción, impunidad e inseguridad que sigue padeciendo México, hoy?