¿Qué es 24 Horas para el Señor?

Es una jornada penitencial en la que se nos invita a celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto de adoración Eucarística.

¿Qué significa esta jornada?

Es una intensa Jornada de Oración y Confesión que lleva por nombre 24 horas para el Señor, porque consiste en abrir todo ese tiempo las puertas de los Templos a quienes de forma organizada o espontánea se acercan a todos los lugares de culto a orar y ser escuchados en Confesión.

Para el Papa Francisco, que ha dado su respaldo total a esta iniciativa, se trata de romper la globalización de la indiferencia, incluyendo en primer lugar a todos los bautizados para quienes serlo no trasciende en sus vidas, y también a los que aun acudiendo regularmente a la Misa dominical no comulgan, pudiendo hacerlo.

¿Cuál es la finalidad de la jornada 24 horas para el Señor?

Con esta jornada se pretende que los católicos puedan redescubrir la importancia de la confesión y que aquellos que se han alejado de la Iglesia regresen porque el Padre Dios, los espera con los brazos abiertos.

Nuestro Señor Obispo Jorge Alberto Cavazos Arizpe, en su Mensaje a la comunidad diocesana motiva a todos los sacerdotes a organizar en sus comunidades esta actividad, del viernes 29 al sábado 30 de marzo del 2019, así mismo invita a todos los Agentes de Pastoral a sumarse a esta iniciativa.

¿Por qué confesarse?

¡Porque somos pecadores! Es decir, pensamos y actuamos de modo contrario al Evangelio. Quien dice estar sin pecado es un mentiroso o un ciego (cfr. 1Jn 1, 8) En el sacramento de la reconciliación Dios Padre perdona a quienes, habiendo negado su condición de hijos, se confiesan de sus pecados y reconocen la misericordia de Dios. La maravillosa experiencia del abrazo misericordioso de Dios. El amor de Dios es, siempre, más grande de lo que se pueda imaginar. Se extiende más allá de cualquier pecado. No tiene límites ni fronteras. No conoce de prejuicios ni obstáculos, de esos que las personas se ponen, unas a otras, por temor a perder la propia libertad. Pero, aunque el ser humano se aleje de Dios con el pecado, Él no lo abandona jamás. El sacramento de la Penitencia o Reconciliación, o Confesión, es el sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para borrar los pecados cometidos después del Bautismo. Es, por consiguiente, el sacramento de nuestra curación espiritual, llamado también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente nuestro retorno a los brazos del padre después de que nos hemos alejado con el pecado (cfr. CEC 1424 y 1446). “Los que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados” (CEC 1422).