El Señor Presidente, a través de su Partido Morena quiere reformar el INE (Instituto Nacional Electoral). Este es uno más de los afanes que tiene esta presidencia de concentrar en el poder ejecutivo la joven autonomía de esta institución, muy necesaria para que haya democracia en el Pueblo Mexicano.

Si recordamos, en el pasado, AMLO siempre estuvo en contra de las instituciones y concretamente en contra del INE porque los votos no le alcanzaron para ganar, hasta en esta última contienda. Siempre tuvo desconfianza del INE, y ahora que ganó, ¿qué? Como todos los partidos políticos mexicanos gastó más de lo permitido y gastó del dinero prohibido y no transparente y nadie le objetó su triunfo. 

Según el decir de los que saben, no es necesaria una reforma, tal y como ahora proponen los del Partido Morena. Bueno es, sí, que el INE se someta a la aplaudida austeridad republicana en sus gastos y en su nómina, y bueno es que se debata el asunto fiscal de los dineros gastados en campaña. Mejorarla sí, pero quitarle su valiosísima autonomía no, porque es retroceder a los tiempos de la hegemonía del PRI, el único juez de toda contienda electoral.

Fuera del País es muy reconocido el INE como una institución que funciona bien en un México amañado a las múltiples artimañas para alterar el resultado de los votos. Se ha gastado mucho para garantizar nuestro voto y democracia. Y es en el período del INE que más se han dado las alternancias y se ha respetado el voto. Se cuenta y se cuenta bien.

Insisto, nos gustaría que se recorten los sueldos millonarios de los que encabezan esta institución. Nos gustaría que gasten menos los partidos en tiempos de campaña. Nos gustaría que permitan el dinero privado, pero de forma transparente, para que sepan con quien se comprometen al votar. Urge, pues, una reforma fiscal.

Pero… ¿cómo preguntarle al pueblo mexicano sobre el INE, utilizando el INE? Ciertamente no estamos de acuerdo que se exprese todo el pueblo mexicano “a mano alzada” o por votación contada por el mismo presidente. Desconfiamos de los mismos desconfiados de antes.