SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA

Fotografía: Especiales

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¿Cuáles son las partes de la Misa?

Jesús entregó con amor la joya de la Eucaristía a su Esposa la Iglesia, la cual le ha ido disponiendo bellos cofres para conservar ese regalo nupcial. Según los tiempos, el cofre va cambiando, la joya eucarística permanece. Y así llega a nosotros esta herencia de Jesús, con la huella que cada época de la historia le ha impreso con devoción y amor. Todo cambio de ritos o renovación del cofre salvaguarda el núcleo original: lo que Jesús hizo y confió hacer.

“La celebración eucarística comprende siempre: la proclamación de la Palabra de Dios, la acción de gracias a Dios Padre por todos sus beneficios, sobre todo por el don de su Hijo, la consagración del pan y del vino y la participación en el banquete litúrgico por la recepción del Cuerpo y de la Sangre del Señor: estos elementos constituyen un solo y mismo acto de culto” (CEC 1408).

“La Misa consta en cierto sentido de dos partes:

La Liturgia de la Palabra y la Liturgia eucarística, tan estrechamente unidas entre sí que constituyen un solo acto de culto, ya que en la Misa se dispone la mesa, tanto de la Palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, en la que los fieles encuentran el mensaje y el alimento cristiano. Otros ritos pertenecen a la apertura y conclusión de la celebración” (IGMR 28).

“Ante todo, hay que considerar la unidad intrínseca del rito de la santa Misa. Se ha de evitar que, tanto en la catequesis como en el modo de la celebración, se dé lugar a una visión yuxtapuesta de las dos partes del rito… En efecto, la Palabra de Dios y la Eucaristía están intrínsecamente unidas. Escuchando la Palabra de Dios nace o se fortalece la fe (cf. Rm 10,17); en la Eucaristía, el Verbo hecho carne se nos da como alimento espiritual. Así pues, ‘la Iglesia recibe y ofrece a los fieles el Pan de vida en las dos mesas de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo’. Por tanto, se ha de tener constantemente presente que la Palabra de Dios, que la Iglesia lee y proclama en la liturgia, lleva a la Eucaristía como a su fin connatural” (SCa 44).

Cada parte obedece a un mandato del Señor: Liturgia de la Palabra “Vayan y anuncien el Evangelio” (Mt 28,19), y actualiza la predicación del Señor; Liturgia Eucarística “Hagan esto en memorial mío” (Lc 22,19) y actualiza su tránsito pascual.

“He aquí el mismo dinamismo del banquete pascual de Jesús resucitado con sus discípulos: en el camino les explicaba las Escrituras, luego, sentándose a la mesa con ellos, ‘tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio’ (Lc 24,13-35)” (CEC 1347). Jesús camina con los desanimados (ritos iniciales); les explica las Escrituras (Liturgia de la Palabra); entra con ellos, toma el pan, lo parte y lo reparte, se les abren los ojos (Liturgia eucarística); y corren a anunciar que Jesús está vivo (Ritos conclusivos).

Nos pone en comunión con algunas dimensiones del Salvador: en los ritos iniciales participamos de su Encarnación; en la liturgia de la Palabra, de su anuncio de la salvación; en la liturgia eucarística, de su Pascua; y en los ritos conclusivos, de su misión.

Expresa a la Iglesia en cuanto convocación (Ritos iniciales), en cuanto profecía (liturgia de la Palabra), en cuanto misterio íntimo de comunión (Liturgia eucarística) y en cuanto misión.

(ritos conclusivos).

Y sigue los pasos naturales de una fiesta: los convidados se saludan y entran en clima de amistad (ritos iniciales); conversan (liturgia de la Palabra); participan del convivio o banquete (liturgia eucarística); y se despiden (ritos conclusivos).