Gaudete et exultate es una exhortación apostólica, lo que significa que es un documento que se dirige sobre todo a los católicos.
El documento tiene cinco capítulos
- El llamado a la santidad
Los santos que ya han llegado a la presencia de Dios mantienen con nosotros lazos de amor y comunión, pero hay otros santos que viven en “la puerta de al lado”, aquellos que día a día se esfuerzan por seguir a Jesús, todos ellos nos alientan a vivir el ideal de santidad, que no es solo para sacerdotes, religiosos, o consagrados, se puede ser santo cumpliendo con honradez y competencia el propio trabajo al servicio de los hermanos.
Cada santo es una misión, un proyecto del Padre para reflejar y encarnar en un momento de la historia, un aspecto del Evangelio. No hay que tenerle miedo a la santidad porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó.
- Dos sutiles enemigos de la santidad
-El gnosticismo actual:
Una superficialidad vanidosa con mucho movimiento en la superficie de la mente, pero que no mueve ni conmueve la profundidad del pensamiento, ocasionando una doctrina sin misterio donde la razón no reconoce sus propios límites.
-El pelagianismo actual:
Una voluntad sin humildad, que dice a los débiles que todo se puede con la gracia de Dios, pero que en el fondo se centra en sí misma para dejar de lado el mandamiento “amarás a tu prójimo como a ti mismo (Ga 5,14).
- A la luz del maestro
¿Cómo se hace para llegar a ser un buen cristiano?, la respuesta es sencilla: es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el sermón de las Bienaventuranzas.
Es triste que muchos cristianos, por diversas ideologías, se separan de las exigencias del Evangelio y de su relación personal con el Señor, haciendo a un lado su propio compromiso. También es nocivo e ideológico el error de quienes viven sospechando del compromiso social de los demás.
- Algunas notas de la santidad
A parte de las ya conocidas, el Papa Francisco resalta cinco grandes manifestaciones del amor a Dios y al prójimo:
– Aguante, paciencia y mansedumbre
– Alegría y sentido del humor
– Audacia y fervor
– En comunidad
– En oración constante
- Combate, vigilancia y discernimiento
La vida cristiana es un combate permanente. Se requieren fuerza y valentía para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella, porque nos permite celebrar cada ve que el Señor vence en nuestra vida.
- El combate y la vigilancia
No se trata solo de un combate contra el mundo y la mentalidad mundana, que nos engaña, nos atonta y nos vuelve mediocres sin compromiso y sin gozo. Tampoco se reduce a una lucha contra la propia fragilidad y las propias inclinaciones. Es también una lucha constante contra el diablo. Jesús mismo festeja nuestras victorias.
- El discernimiento
¿Cómo saber si algo viene del Espíritu Santo o si su origen está en el espíritu del mundo o en el espíritu del diablo? La única forma es el discernimiento, que no supone solamente una buena capacidad de razonar o un sentido común, es también un don que hay que pedir. Si lo pedimos confiadamente al Espíritu Santo, y al mismo tiempo nos esforzamos por desarrollarlo con la oración, la reflexión, la lectura y el buen consejo, seguramente podremos crecer en esta capacidad espiritual.
El documento termina con una mirada a María Santísima como ejemplo de mujer que vivió las bienaventuranzas de Jesús y con la expresión del deseo de que toda la Iglesia se dedique a promover el deseo de la santidad.
