Cantamisa del presbítero Leonardo de Jesús Jiménez Ruvalcaba

0
2527

Por: Lupita Gómez González

En la Loma de San Pedro, de la Comunidad de los Dolores, Jalisco, el día 2 de mayo de 2018 entraron en procesión la imagen de la Virgen de los Dolores, las reliquias de los Beatos Anacleto González Flores y Miguel Gómez Loza, la imagen de San Pedro, sacerdotes amigos y los neosacerdotes recientemente ordenados acompañando al padre Leonardo de Jesús en la celebración de su primer Misa.

En la celebración le predicó el presbítero Álvaro Ramón Íñiguez quien en la homilía le compartió entre otras cosas estas hermosas palabras:

Comenzó, “¿Quién iba a pensar que aquel escuincle latoso que recibí en la secundaria de Tepa, hace muchos años, ahora se convertiría en sacerdote y que ahora estaría celebrando su primera Misa? Realmente “viejo loco”, Dios se ha portado grande y generoso contigo, y de verdad, de todo corazón, no sabes la alegría tan grande que experimento al compartir contigo este momento. En aquellos tiempos en el Seminario de Tepa, cuando me hartaban con sus travesuras, en mi oración le decía a Dios que con solo uno de ustedes que llegara a ser Sacerdote, yo me sentiría plenamente recompensado, pues bien, llegaste, Dios es bueno contigo y conmigo también”.

“¡Qué cosa tan grande y maravillosa son las manos de un Sacerdote! Manos de Cristo que Él mismo utiliza para derramar gracias abundantes sobre todos los miembros de su pueblo santo, manos que estrechan la unión espiritual que Dios establece para la salvación de todo el género humano, manos benditas que son besadas como signo de respeto y veneración hacia a Aquel que es el Sumo y Eterno Sacerdote”, continuó.

“Por ese motivo, hoy en este día tan especial, quiero decirte padre Leonardo, que tienes en tus manos la herramienta de trabajo más preciada para el sacerdote, a través de ellas Dios realizará cosas maravillosas, sorprendentes en favor de cada una de las ovejas de su rebaño; son las manos de Cristo que en la Cruz fueron traspasadas cruelmente por los clavos de su pasión dolorosa, a través de ellas su Sangre corrió para el perdón de nuestros pecados y ahora tú, como su representante aquí en la tierra estás llamado a imitar en tu propia carne sus Palabras y obras”, le recordó.

“Tus manos tendrán que elevarse en actitud de misericordia y perdón para tocar la miseria humana y conceder así el anhelado perdón”, indicó.

“A través de tu ministerio tendrás la dicha de ser instrumento del amor de Dios, estás llamado a dar amor y estrechar en el amor a aquellos que por un vínculo indisoluble quieren unir sus vidas para siempre. ¡Qué bello ministerio el del Sacerdote!, aunque privado por libre elección de una mujer, de unos hijos, está capacitado para vivir plenamente el amor, todo por amor a Cristo y a su Iglesia”, lo animó.

“Son tus manos sacerdotales, signo de esperanza para aquellos que buscan consuelo ante el dolor y el sinsentido de la vida, gracias a ti mi querido Leonardo, las almas encontrarán bajo tu guía el camino que los conduzca a la felicidad perfecta. También aunque con tristeza en tu corazón de hombre, serán tus manos las encargadas de entregar en las manos del Creador, esas almas para las cuales el fin es inminente para quienes su misión en la tierra ha concluido”, reiteró.

Y continuó, “Alter Christus: Otro” en eso te has convertido, por tan maravilloso y sorprendente motivo, tendrás que hacer vida en tu vida las palabras pronunciadas por Jesús, sobre todo en ese momento grande y sublime de la Consagración del Pan y del Vino”.

“Mira por un momento tus manos consagradas, regocíjate ante el asombroso regalo que Dios te ha concedido, a ti que viste por primera vez la luz de la vida en este pueblo, fue aquí donde escuchaste por vez primera hablar de Dios, de la mano de tus padres comenzaste a participar de la celebración de la Santa Misa, tus manos sacerdotales, fueron antes las manos del hijo que junto a su padre, el señor Leonardo, aprendió a ganarse la vida de una manera honrada, a trabajar la tierra, estoy seguro mi buen amigo que hoy en este día, tu padre está pleno, está orgulloso, radiante de felicidad al contemplar la manera en que su querido hijo ha sido transformado en otro Cristo”, prosiguió.

“Dicen por ahí que en algunos casos podrá dudarse de la santidad de un Sacerdote, pero nunca de la santidad de la madre de un Sacerdote, así que señora Lucía, hoy en este día su felicidad es total, auténtica, así como se alegró con el nacimiento de cada uno de sus hijos, dese cuenta del privilegio tan grande que Dios le ha concedido. Gracias a su presencia y apoyo constante este muchacho es lo que es hoy en día, pero sobre todo el fruto de la oración de una madre, que sin lugar a dudas es para el hijo, la oración más perfecta que se puede ofrecer a Dios”, añadió.

“Leonardo: Hoy tus jóvenes manos de Sacerdote, se encuentran temblorosas ante la grandeza del misterio que están por tocar por vez primera, cuida mucho que ese entusiasmo y fervor del primer momento se conserve por el resto de tu vida, que cada Misa que celebres sea como ese instante sublime que estás por vivir, como ese día en el cual dijiste Sí a la llamada del Señor, renueva constantemente tu ministerio sacerdotal a través de tu oración” indicó.

“Confía plenamente tu ministerio sacerdotal al cuidado y protección constante de aquella mujer perfecta, la Madre del Sacerdote por excelencia, tienes en ella, en María Santísima el ejemplo de total entrega a la voluntad de Dios, al igual que ella también tú has pronunciado un Sí cargado de temores y esperanzas, ahora será nuestra Madre quien te ayude en esta importante y delicada misión que nuestro Creador te ha encomendado. Ella que llevó en su vientre a Jesús, ahora te llevará a ti tomado de la mano en tu ministerio sacerdotal. Ámala profundamente y hazla tu fiel compañera en tu misión de dar amor y misericordia entre los hombres”, finalizó.

¡Muchas felicidades, que Dios y María Santísima te bendigan!