En este mes de octubre, la Iglesia nos recuerda la importancia de estar en misión permanente y esto debe comenzar desde la familia, que es la primera comunidad de vida y amor, por eso te quiero compartir mis 5Tips para lograrlo. 

1.- La misión empieza con tu testimonio

La mejor forma de atraer almas a Cristo es con el ejemplo, con el testimonio y es muy bueno que el primer testimonio lo demos en nuestra familia.

Es necesario que en todas nuestras acciones nuestros hijos y cónyuge vean a Cristo reflejado, de esta forma conocerán a un Cristo cercano e inmerso en la vida familiar cotidiana.

Nosotros debemos ser la sal de la tierra y la luz del mundo y debemos comenzar por nuestra familia.

2.- Que entre hermanos se apoyen

Una vez que nuestros hijos han vivido a Cristo en su vida cotidiana es muy sencillo que entre ellos también se transmitan a Cristo, es decir, que busquen siempre ayudarse y cuidarse, es decir que todos estén empeñados en que el otro esté bien.

Cuando los hijos están pequeños es más fácil porque nosotros podemos orientarlos para que moldeen su carácter y su prioridad sea ayudar a sus hermanos; pero ya que están más grandes, es necesario hablar con ellos para llegar un acuerdo y lograr que la familia sea lo primero.

3.- Tu primera misión es tu familia

Muchas veces se nos va la vida tratando de hacer miles de apostolados y obras de Dios, pero no podemos perder de vista que los que tenemos una familia, Dios nos dio una misión primordial que es nuestra familia.

Si comenzamos a formar a nuestros hijos conforme a lo que la doctrina y el magisterio de la Iglesia nos pide, estamos en misión permanente.

Así que, hay tiempo para todo y si tus hijos están pequeños, es tiempo para ellos. Ya llegará el día en que puedan compartir con los demás todas las gracias que Dios les ha regalado.

4.- Da testimonio a los demás

Y el primer testimonio es el de la vida en familia.

Si nos ven que nosotros nos comunicamos bien, que somos una familia unida, que manejamos los problemas adecuadamente, que intentamos comunicar a Cristo y hacer vida sus enseñanzas, entonces sí que estamos de misión.

El testimonio de amor es el más importante.

5.- Acompaña a otras familias en la misión

Muchas veces nos cruzamos en el camino con familias muy afines a nosotros que van buscando alguien que les acompañe y oriente en medio de la sociedad actual, tan en contra de la familia.

Si nosotros nos acercamos a ellos y compartimos el tesoro de amor y gracia que Dios nos regala en familia, seguro que lograremos hacer una pequeña comunidad de edificación y sana convivencia.

Seamos sal de la tierra y luz del mundo para gloria de Dios.