LA EUCARISTÍA

Constituyen el mismo y único misterio de la Eucaristía tres aspectos de culto: ante todo la Celebración eucarística o Santa Misa, instituida y ordenada por Jesús, fuente de los otros dos; la sagrada Comunión, que brota de la Misa y es parte de ella; y la adoración de la presencia real de Cristo en el Sacramento, en sus formas desarrolladas en Occidente.

Jesús instituyó la Eucaristía como la nueva Pascua; y del memorial pascual se pasó al ágape eucarístico: Cena del Señor (1Co 11,20) o Fracción del Pan (Hch 2,42.46; 20,7.11; 27,35; Lc 24,35). Lleva a cumplimiento toda la densidad de contenido de la Pascua antigua y nos entrega el memorial de la nueva Pascua sellada con su Muerte y Resurrección. A lo largo de los siglos, la Iglesia ejecuta con exactitud y amor la consigna de su Fundador: “Hagan esto como memorial de mí” (Lc 22,19; 1Co 11,24-25). Se celebraba en la comunidad apostólica (1Co 10,16-17; 11,23-26; Hch 2,42-46; 20; 27,31-38; Lc 24,13-35).

“Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: ‘Esto es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memorial de mí’. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: ‘Esta copa es la nueva alianza en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memorial de mí’. Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga” (1Co 11,23-26). 

Se anunció y prefiguró en el Antiguo Testamento: Mal 1,10-11; Gn 14,19 (Hb 7,10-19); 22,1-14; Ex 16,4-35 (Sb 16,20-21); 12,1-14.15-20; 21,20; 24,1-11; 29,38-42 (Lv 1-7; Nm 28-29; Lv 21,6.8.17); Lv 16; 7,12-17; 22,18-23; 1Re 17,1-16; 19,5-8; 2Re 4,42-44; Is 1,1-7; Am 5,21-25; Os 6,6; Sal 110,4-5; Prv 9,5 (Sb 8,16); Is 55,1-5; Gn 2,9-14. Sobre todo las comidas sagradas Gn 18,1-16; Ex 24,4-11; Ex 12; Lv 23,1-3; Ex 24,11; Prv 9,1-6; Is 25,6; 55,1; sobresaliendo la Cena Pascual judía.

Está en continuidad con las comidas de Jesús: Mt 9,10-15 (Mc 2,15-20; Lc 5,29-35); Lc 10,38-42 (Jn 12,1-8; Mt 26,6-13; Mc 14,3-9); Lc 7,36-50; 19,1-10; 11,37-44; 14,1-24; Mt 14,13-21; 15,32-29 (Mc 6,30-44; Lc 9,10-17; Jn 6,1-14); Jn 2,1-11; Lc 15,22-32; Hch 1,4; 10,40-42; Lc 24,36-49; Mc 16,14; Jn 21,1-4. Cf. Lc 5,29; 7,36; 10,38; 14,1; 19,1; 22,30; Hch 1,4; 9,19; 10,41; 16,34.

Lo explicita san Pablo (1Co 10,16-17; 11,11-34; 12,26-27; 5,7); y el Evangelio de san Juan: Jn 1,14-17.29.36; 3,14; 2,1-12; 15, 1-15; 19,34 (1Jn 5,6); 7,38-30; 21; 10,15; 11,51-52; Jn 6,26-59. Explica el signo de los panes (6,1-15): no es Moisés sino Dios quien les da el pan verdadero (6,26-34): Cristo es el Pan de vida por su Palabra (6,35-47) y por su Cuerpo y su Sangre eucarísticos (6,48-58), provocando reacciones de escándalo y profesión de fe (6,60-71). También en la Carta a los Hebreos (Heb 8,6; 7,24; 2,14.19; 6,4-5; 9,2.9-11.15.19-20.22.24-26; 10,10.23-25.29; 12,24; 13,9-16).

El Apocalipsis se revela el sentido de la historia en la celebración sirio-antioquena de la Eucaristía en el día del Señor (1,10); preside desde el trono el Anciano con vestidura pontifical, y con Él el Cordero sacrificado y de pie; frente al trono, el Señor pasa entre los 7 candeleros. Liturgia de la Palabra: carta a las 7 Iglesias, que terminan invitando a sentarse en el banquete escatológico (3,20). Liturgia Eucarística: los signos de la presencia de Dios salvando en Cristo. Los 24 ancianos, aclamando y postrándose, hacen la ofrenda: coronas, y copas de incienso con las oraciones de todos los santos. Bajo el altar, los mártires esperan la justicia que viene del Sacrificio de Cristo. Hallamos fragmentos de una primitiva Oración Eucarística (4,11; 5,9-10-12; 11,17-18; 12,10-12; 15,3-4; 19,1-2.5-7).