El Pueblo mexicano sigue siendo un pueblo más de jóvenes. Serán una mayoría decisiva en la votación presidencial. Y a estas fechas, parecen, más que entusiastas militantes de partidos, jóvenes hartos de lo político y electoral por considerarlo una lucha sucia; sin reglas que se cumplan; que buscan el poder por el poder a como dé lugar.
¿Quién toma, ahora, en serio, las ideologías de los diversos partidos? ¿Hay camiseta de partido digna de llevarla con orgullo? ¿Qué pensarán los jóvenes de los políticos que, repentinamente, cambian de partido o lo traicionan públicamente? ¿Qué mensaje están recibiendo los jóvenes de hoy, ante el difícil acceso a la universidad pública; o el seguro desempleo al terminar de estudiar; o la compleja y vasta corrupción con los dineros del pueblo que no pueden garantizar ni más ni mejores trabajos? ¿Cómo se sentirán los jóvenes de buena voluntad que ni estudian ni trabajan porque en México no se puede más? ¿Cómo verán los jóvenes nuestra democracia liberal y sus Instituciones que la salvaguardan?
Pese a este panorama que más invita a no votar o a no saber por quién votar, sin embargo… si los jóvenes no votan, no mejorará nuestra democracia ni nuestros demócratas. Los jóvenes serán más víctimas de una cuestionada y cuestionable autoridad. Definitivamente no se puede ser joven sin votar.
