Estimados hermanos, iniciamos la preparación de la celebración del Nacimiento de Cristo, es decir, el tiempo de Adviento. Es un especial momento de espiritualidad y de nueva disposición personal para buscar a Cristo y renovar nuestra experiencia al conocerlo más y así gustar de su vida y de su paz.

Este tiempo es una gran oportunidad de querer que la alegría de la presencia de Dios entre en nosotros con su gracia y nos ayude no solo personalmente, sino en nuestra vida familiar y social. Hoy ante nuevas formas de pensar acerca de la persona y la vida humana, es necesario valorar desde el Evangelio el valor de todo ser humano y sus verdaderos derechos; así también vivimos la alegría del Evangelio.

En el tiempo de Adviento las fiestas solemnes de la Inmaculada Concepción y de María Santísima de Guadalupe, nos ayudan a ver en María, madre de Cristo y madre nuestra, como llena de gracia por obra de Dios y como ejemplo de hacer la voluntad de Dios.

Estimados hermanos, termino este saludo agradeciendo a todos por su apoyo a los seminaristas en el Día del Seminario, apoyar a quien quiere dedicar su vida a Jesucristo y su Iglesia, es apoyar el proyecto salvador de Cristo. Muchas gracias.

Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge C. A.