Muy queridos hermanos, hemos iniciado llenos de fe y de esperanza en Dios este nuevo año. Hemos celebrado su presencia entre nosotros y que se manifiesta lleno de amor a todo mundo; estamos por terminar ya el tiempo de Navidad con la fiesta del Bautismo del Señor Jesús. Han pasado así ya las fiestas, incluso con momentos fraternales y simpáticos como el partir la “Rosca de Reyes”; momentos que nos recuerdan la alegría del nacimiento de Cristo y la hermandad a la que somos llamados.  Ahora nos corresponde vivir aprovechando la presencia real de Cristo entre nosotros. Ha venido a quedarse y llevarnos como Buen Pastor por caminos de vida digna y así de vida eterna. Hagamos valer no solo nuestras celebraciones de Navidad que nos llenan de fuerza, motivación y esperanza; sino ahora aprovechar la gracia de Cristo Señor y Rey.

Hermanos, estamos llamados a un encuentro más profundo y que deje huella en nuestra vida, Santa Teresa de Ávila escribió: “Solo Dios basta “, y debemos permitirnos esa fuerza y alegría de Dios en nuestra vida; en nuestra forma de pensar y de actuar; en nuestra mente y así mismo en nuestra vida familiar.

Promovamos encontrarnos en la Misa, en la Biblia, en las actividades diocesanas, en el trato mejor entre los miembros de tu familia, en la buena voluntad, en los pobres.

Pidiendo al Señor Jesucristo, a quien hemos celebrado por haber venido a estar con nosotros, les envío mi bendición. Gracia y paz en Jesucristo.

Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge C. A.